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Deuteronomio, 12


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[1] Estos son los preceptos y ordenanzas que debéis observar en la tierra que os ha de dar el Señor Dios de vuestros padres, para que la poseáis todos los días de vuestra vida.

[2] Asolad todos los lugares en donde las gentes que habéis de conquistar, adoraron a sus dioses sobre los altos montes y collados, y a la sombra de todo árbol frondoso.

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Los paganos ofrecían sacrificios a sus ídolos en lugares altos o debajo de árboles frondosos. Consagraban ciertos árboles a determinados dioses, como el laurel a Apolo, el olivo a Minerva, el mirto a Venus y la encina a Júpiter.

[3] Destruid sus altares, y quebrad sus estatuas; entregad al fuego sus bosques profanos, desmenuzadlos y borrad sus nombres de aquellos lugares.

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Dt. 7, 25; 1Ma. 13, 40.

[4] No lo habéis de hacer así con el Señor Dios vuestro;

[5] sino que iréis al lugar que Dios vuestro Señor escogiere de todas vuestras tribus, para colocar allí su Nombre o Tabernáculo, y poner en él su morada;

[6] y en aquel lugar ofreceréis vuestros holocaustos y víctimas, los diezmos y las primicias de las obras de vuestras manos, y los votos y donativos, y los primerizos de las vacas y ovejas.

[7] Allí comeréis de ellos en el atrio a vista de Dios vuestro Señor, y os regocijaréis junto con vuestras familias, disfrutando de todos los productos del trabajo de vuestras manos, sobre los cuales el Señor Dios vuestro haya echado su bendición.

[8] No haréis allí lo que aquí hacemos hoy nosotros, cada cual lo que bien le parece.

[9] Porque todavía no habéis llegado al lugar del reposo, ni a la posesión que os ha de dar el Señor Dios vuestro.

[10] Pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que os ha de dar el Señor Dios vuestro, donde libres de todos los enemigos del contorno tengáis descanso, y habitéis sin temor alguno.

[11] En el lugar que Dios vuestro Señor eligiere para que allí esté su Nombre o Tabernáculo; allá habéis de llevar todas las cosas que os prescribo, los holocaustos, y los sacrificios, y los diezmos, y las primicias del trabajo de vuestras manos, y todo lo precioso de los dones que prometisteis con voto al Señor.

[12] Allí celebraréis vuestros banquetes delante del Señor Dios vuestro, vosotros y vuestros hijos e hijas, vuestros criados y criadas; y también los levitas que moran en vuestras ciudades, ya que no tienen otra parte ni posesión entre vosotros, sino las ofrendas.

[13] Guárdate de ofrecer tus holocaustos en todo lugar que se te antoje;

[14] sino en aquel que Dios habrá escogido en una de las tribus, allí ofrecerás los sacrificios, y harás todo lo que te ordeno.

[15] Que si quieres comer, y te gusta la comida de carne, mata y come de la bendición que el Señor Dios tuyo te habrá dado en tus ciudades: ora sea cosa inmunda, esto es, defectuosa; ora limpia, esto es, entera y sin defecto, como las que pueden ser ofrecidas a Dios. De todas puedes comer, ni más ni menos que de la gacela y del ciervo,

[16] salvo la sangre, la cual derramarás como agua sobre la tierra.

[17] No podrás comer en tus pueblos el diezmo de los granos, del vino y aceite, ni los primerizos de las vacas y ovejas, ni tampoco todas aquellas cosas que por voto y espontáneamente quisieres ofrecer, ni las primicias de tus productos:

[18] sino que las has de comer delante del Señor Dios tuyo, en el lugar por él escogido, tú y tus hijos e hijas, y tus siervos y siervas, y los levitas que moran en tus ciudades; y tomarás así alimento con alegría delante del Señor tu Dios, usando de todo aquel bien que está en tu mano.

[19] Mira que no desampares al levita mientras vivas sobre la tierra.

[20] Cuando el Señor Dios tuyo hubiere dilatado tus términos, como te tiene prometido, y quisieres comer las carnes que apetece tu alma;

[21] si el lugar que tu Señor Dios escogiere para poner allí su nombre o Tabernáculo está muy distante, matarás reses de las vacadas y rebaños que tuvieres, como te lo he prevenido, y las comerás en tus pueblos a tu placer.

[22] Como comes la gacela y el ciervo, así podrás comer de ellas; el limpio y el no limpio igualmente pueden comerlas.

[23] Guárdate solamente de comer sangre; porque la sangre en los animales hace las veces de alma; y por esto no debes comer con la carne lo que es la vida o alma de ella:

[24] sino que la verterás como agua sobre la tierra;

[25] para que te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, con hacer lo que es grato a los ojos del Señor.

[26] Mas las cosas que hubieres consagrado y ofrecido por voto al Señor, las tomarás contigo, y vendrás al lugar que habrá escogido el Señor;

[27] y presentarás tus ofrendas de la carne y de la sangre sobre el altar del Señor Dios tuyo; la sangre de las víctimas la derramarás en torno del altar; pero sus carnes te las comerás.

[28] Observa y escucha bien todo lo que yo te mando, para que tú y tus hijos después de ti seáis para siempre dichosos, ejecutando lo que es bueno y agradable a los ojos del Señor tu Dios.

[29] Cuando el Señor Dios tuyo hubiere exterminado delante de tus ojos las naciones que vas a conquistar, y las sojuzgares, y ocupares su tierra,

[30] mira que no las imites, después que a tu entrada fueren destruidas, ni andes averiguando sus ceremonias, diciendo: A manera del culto que dieron estas naciones a sus dioses, así lo daré yo.

[31] No has de dar tú un culto semejante al Señor Dios tuyo; porque ellas han hecho para honrar a sus dioses todas las abominaciones que detesta el Señor, ofreciéndoles los hijos e hijas, y quemándolos en el fuego.

[32] Lo que yo te prescribo, eso sólo es lo que has de hacer en honor del Señor, sin añadir ni quitar nada.

Deuteronomio, 12