Amos, 9
[1] Yo vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Hiere el quicio o umbral, y se conmoverán los dinteles. Porque no hay nadie que no esté dominado de la avaricia; y yo haré morir al filo de la espada hasta el último de ellos, sin que haya quien pueda escapar; huirán, y ninguno de los que huyeren se salvará. •
[2] Cuando bajaren ellos hasta lo más hondo, de allí los sacaré yo con mi mano; y si se subieren hasta el cielo, de allí los arrancaré. •
[3] Y si se escondieren en las cimas del Carmelo, allí iré a buscarlos, y de allí los sacaré; y si se escondieren de mis ojos en lo más profundo del mar, allí por orden mía los morderá el dragón marino. •
[4] Y cuando sean llevados al cautiverio delante de sus enemigos, allí a mi orden los matará la espada; y fijaré mis ojos sobre ellos, pero para daño suyo, y no para su bien. •
[5] Y el Señor es el Dios de los ejércitos, aquel que con tocar la tierra la hace estremecer; prorrumpirán en llanto todos los moradores de ella; la sumergirá a modo de un caudaloso río, y ella desaparecerá como el río de Egipto al llegar al mar. •
[6] El se ha construido su solio en el cielo, y ha establecido sobre la tierra el conjunto de tantas criaturas. El llama así las aguas del mar, y las derrama sobre la superficie de la tierra; el Señor, éste es el nombre suyo. •
[7] Pues vosotros, ¡oh hijos de Israel!, dice el Señor, ¿no sois lo mismo para conmigo que los hijos de los etíopes? ¿No hice yo salir a Israel de Egipto, al modo que transporté de la Capadocia a los palestinos, y de Cirene a los siros? •
[8] Mas los ojos del Señor Dios están mirando a ese reino pecador; y yo lo quitaré de sobre la tierra: pero no obstante no destruiré del todo, dice el Señor, la casa o reino de Jacob . •
[9] Pues he aquí que por orden mía será agitada en medio de todas las naciones la casa de Israel, como se zarandea el trigo en un harnero, y no caerá por tierra un solo granito. •
[10] Pasados a cuchillo serán todos los pecadores de mi pueblo, los cuales están diciendo: No se acercará ni vendrá mal alguno sobre nosotros. •
[11] En aquel tiempo restauraré el Tabernáculo o reino de David, que está por tierra, y repararé los portillos de sus muros, y reedificaré lo destruido, y lo volveré a poner en el pie en que estaba en los tiempos antiguos. •
[12] A fin de que sean dueños de los restos de la Idumea y de todas las demás naciones; pues en ellos será invocado mi Nombre, dice el Señor Hacedor de tales maravillas. •
El profeta mira hacia una época en que las naciones estarán unidas, como lo estuvieron en tiempo de David. Lc. 1, 32; Act. 15, 17.
[13] He aquí que vienen los tiempos, dice el Señor, en los cuales el que está aún arando verá ya detrás de sí al que siega; y aquel que pisa las uvas, verá tras de sí al que siembra. Los montes destilarán delicias, y serán cultivados todos los collados. •
Hipérbole para expresar la abundancia de frutos.
[14] Y sacaré de la esclavitud al pueblo mío de Israel, edificarán las ciudades abandonadas, las habitarán, plantarán viñas, beberán el vino de ellas, formarán huertas y comerán su fruta.
[15] Y yo los estableceré en su país, y nunca jamás volveré a arrancarlos de la tierra que yo les di, dice el Señor Dios tuyo. •
Esta profecía alude al estado de los hijos de Israel, después de su total conversión a la fe y de la restauración con los rasgos típicos del mesianismo real. Dn. 9, 12.