logo burning flame
homeEditions
logo burning flame

Hechos, 25


add another edition

[1] Llegado Festo a la provincia, tres días después subió a Jerusalén desde Cesarea.

[2] Se le presentaron luego los príncipes de los sacerdotes y los más distinguidos entre los judíos, para acusar a Pablo, con una petición

[3] en que le suplicaban por gracia que le mandase conducir a Jerusalén , tramando ellos una emboscada para asesinarle en el camino.

[4] Mas Festo respondió que Pablo estaba bien custodiado en Cesarea, para donde iba a partir él cuanto antes.

[5] Por tanto, los principales, dijo, de entre vosotros, vengan también a Cesarea, y acúsenle, si es reo de algún crimen.

[6] En efecto, no habiéndose detenido en Jerusalén mas que ocho o diez días, marchó a Cesarea, y al día siguiente, sentándose en el tribunal, mandó comparecer a Pablo.

[7] Luego que fue presentado, le rodearon los judíos venidos de Jerusalén , acusándole de muchos y graves delitos, que no podían probar,

[8] y de los cuales se defendía Pablo, diciendo: En nada he pecado ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César.

[9] Mas Festo queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo, le dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén , y ser allí juzgado ante mí?

[10] Respondió Pablo: Yo estoy ante el tribunal de César, que es donde debo ser juzgado; tú sabes muy bien que yo no he hecho el menor agravio a los judíos;

[11] que si en algo les he ofendido, o he hecho alguna cosa por la que sea reo de muerte, no rehúso morir; pero si no hay nada de cuanto éstos me imputan, ninguno tiene derecho para entregarme a ellos. Apelo a César.

[12] Entonces Festo, habiéndolo tratado con los de su consejo, respondió: ¿A César has apelado?, pues a César irás.

show note 1

Festo sirve sin saberlo a una orden de la divina providencia, cuando ordena que Pablo sea llevado a Roma.

[13] Pasados algunos días, bajaron a Cesarea el rey Agripa y Berenice a visitar a Festo.

[14] Y habiéndose detenido allí muchos días, Festo habló al rey de la causa de Pablo, diciendo: Aquí dejó Félix preso a un hombre,

[15] sobre lo cual estando yo en Jerusalén , recurrieron a mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo que fuese condenado a muerte.

[16] Yo les respondí que los romanos no acostumbran condenar a ningún hombre, antes que el acusado tenga presentes a sus acusadores y lugar de defenderse para justificarse de los cargos.

[17] Habiendo, pues, ellos concurrido acá sin dilación alguna, al día siguiente, sentado yo en el tribunal, mandé traer ante mí al dicho hombre.

[18] Compareciendo los acusadores, vi que no le imputaban ningún crimen de los que yo sospechaba fuese culpado.

[19] Solamente tenían con él no sé qué disputa tocante a su superstición judaica, y sobre un cierto Jesús difunto, que Pablo afirmaba estar vivo.

[20] Perplejo yo en una causa de esta naturaleza, le dije si quería ir a Jerusalén , y ser allí juzgado de estas cosas.

[21] Mas interponiendo Pablo apelación para que su causa se reservase al juicio de Augusto, di orden para que se le mantuviese en custodia, hasta remitirle a César.

[22] Entonces dijo Agripa a Festo: Desearía yo también oír a ese hombre. Mañana, respondió Festo, le oirás.

[23] Con eso al día siguiente, habiendo venido Agripa y Berenice, con mucha pompa, y entrando en la sala de la audiencia con los tribunos y personas principales de la ciudad, fue Pablo traído por orden de Festo.

[24] El cual dijo: Rey Agripa, y todos vosotros que os halláis aquí presentes, ya veis a este hombre, contra quien todo el pueblo de los judíos ha acudido a mí en Jerusalén , representándome con grandes instancias y clamores que no debe vivir más.

[25] Mas yo he averiguado que nada ha hecho que mereciese la muerte. Pero habiendo él mismo apelado a Augusto he determinado remitírsele.

[26] Bien que como no tengo cosa cierta que escribir al Señor acerca de él, por esto le he hecho venir a vuestra presencia, mayormente ante ti, ¡oh rey Agripa!, para que examinándole tenga yo algo que escribir.

[27] Pues me parece cosa fuera de razón el remitir a un hombre preso, sin exponer los delitos de que se le acusa.

Hechos, 25