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II Samuel, 3


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[1] Duró, pues, largo tiempo la lucha entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David iba siempre adelantado, y haciéndose más fuerte, mientras que la casa de Saúl iba decayendo cada día.

[2] Tuvo David varios hijos en Hebrón: el primero fue Amnón, que le dio Aquinoam de Jezrael;

[3] el segundo Queleab, nacido de Abigaíl, viuda de Nabal del Carmelo; el tercero fue Absalón, hijo de Maaca, la hija de Tolmai, rey de Gesur:

[4] El cuarto Adonías, hijo de Hagit, y el quinto Safatía, hijo de Abital.

[5] El sexto, finalmente, Jetraam, hijo de Egla, mujer también de David. Estos hijos le nacieron a David en Hebrón.

[6] Continuando, pues, la guerra entre la casa de Saúl y la de David, gobernaba Abner, hijo de Ner, la casa de Saúl.

[7] Había tenido Saúl una mujer secundaria llamada Resfa, hija de Aya; sobre la cual dijo Isboset a Abner:

[8] ¿Cómo te has acercado a la mujer secundaria, viuda de mi padre? Mas él, sumamente indignado por esas palabras de Isboset, respondió: ¿Acaso valgo yo tan poco como un vil perro contra la tribu de Judá; yo que he sostenido la casa de Saúl, tu padre, y a sus hermanos y allegados, y no he querido entregarte en manos de David? Y en pago de esto, ¿vas buscando ahora cómo hacerme cargos por razón de una mujer?

[9] Que Dios trate con todo su rigor a Abner, si no procurare a favor de David lo que tiene el Señor prometido con juramento,

[10] Esto es, el trasladar el reino de la casa de Saúl a la suya, y alzar el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Bersabee.

[11] No se atrevió Isboset a replicarle, porque le temía.

[12] Pero Abner envió mensajeros que de su parte dijesen a David: ¿A quién pertenece todo este país sino a ti?, y además le añadiesen: Haz conmigo las amistades, que yo te ofrezco todas mis fuerzas, y reducir a tu obediencia todo Israel.

[13] Le respondió David: Bien está, yo haré contigo las amistades; pero una cosa exijo de ti, y te prevengo; y es, que no verás mi cara sin que primero me hayas traído a Micol, hija de Saúl; bajo esta condición podrás venir, y verme.

[14] En seguida envió David embajadores a Isboset, hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme mi mujer Micol, la cual se me dio por esposa, por haber muerto yo cien filisteos.

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La exigencia de devolver a Micol como esposa tiene razones políticas, David es yerno de Saúl y, por lo tanto, puede sucederlo en el trono.

[15] Inmediatamente envió Isboset a buscarla, quitándosela a su segundo marido Falti o Faltiel, hijo de Lais;

[16] el cual la fue siguiendo y llorando hasta Bahurim, donde le dijo Abner: Anda y vuélvete. Y se volvió.

[17] Comenzó después Abner a tratar con los ancianos de Israel, y les dijo: Hace ya tiempo que vosotros deseabais tener a David por rey.

[18] Reconocedle, pues, ahora por tal, ya que el Señor ha hablado y ha dicho de David: Por mano de mi siervo David salvaré a mi pueblo de Israel del poder de los filisteos y de todos sus enemigos.

[19] Del mismo modo habló Abner a los de Benjamín. Y se fue a Hebrón para comunicar a David lo acordado con los de Israel y con todos los de Benjamín.

[20] Llegó, pues, allí acompañado de veinte personas. Y David dio un banquete a Abner y a los que le acompañaban.

[21] Dijo después Abner a David: Voy a marchar para reunir a ti, mi rey y señor, todo Israel, y concertar contigo, a fin de que seas reconocido y reines sobre todos como deseas. Luego que David hubo despedido a Abner y se había marchado éste contento,

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Los tratados de David y Abner favorecen a David.

[22] llegó Joab con las tropas de David; las cuales habiendo muerto a una partida de ladrones, venían con un botín grandísimo. No estaba ya Abner en Hebrón con David; pues cuando llegó Joab con toda la tropa, ya David había despedido a Abner, y se había ido éste contento.

[23] Mas no faltó quien diese la nueva a Joab, diciéndole: Vino Abner, hijo de Ner, a hablar al rey, y éste ha salido a despedirle, y Abner se ha vuelto contento.

[24] Oído que hubo esto Joab, entró al rey diciendo: Señor, ¿qué es lo que has hecho? Sé que Abner acaba de venir a ti: ¿por qué lo has dejado ir, y que se marche libremente?

[25] ¿No conoces quién es Abner, hijo de Ner, y que no ha venido a ti sino para engañarte, y espiar el estado de tus cosas, y enterarse de todo cuanto estás haciendo?

[26] Y luego que Joab salió de donde David, despachó correos tras de Abner, y lo hizo volver, sin saber nada David, desde la cisterna de Sira.

[27] Vuelto Abner a Hebrón, lo llamó Joab aparte, llevándolo al medio de la puerta, o juzgado de la ciudad, con pretexto de hablarle, urdida ya la traición; y allí le hirió en una ingle, y lo mató para vengar la sangre de Asael, su hermano.

[28] Al oír David lo que había sucedido, dijo: Sea Dios mi testigo para siempre de que yo y todo mi reino somos inocentes de la muerte de Abner, hijo de Ner.

[29] Caiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre; no falte jamás de la casa de Joab un flujo vergonzoso que los vuelva estériles, como ni tampoco leprosos, y hombres que lleven rueca en vez de espada, y haya siempre quienes mueran a cuchillo, y gentes que vayan mendigando el pan.

[30] Joab, pues, y Abisai, su hermano, mataron a Abner por haberles éste muerto a su hermano Asael en la batalla de Gabaón.

[31] David dijo a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: Rasgad vuestros vestidos, y vestíos de sacos, y haced duelo en los funerales de Abner. El mismo rey David iba siguiendo el féretro.

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David invita a hacer duelo por Abner.

[32] Sepultado que fue Abner en Hebrón, levantó el grito el rey David, y lloró sobre el sepulcro de Abner, acompañándole asimismo en el llanto todo el pueblo.

[33] Y el rey plañendo y deshaciéndose en lágrimas por Abner, dijo: No has muerto, oh Abner, como mueren los cobardes.

[34] Jamás tus manos se vieron atadas, ni cargados de grillos tus pies, sino que tú caíste, como suelen los buenos a manos de los malvados. Y todo el pueblo, repitiendo lo mismo, siguió llorando por él.

[35] Se levantó, pues, David y toda la gente para ir a comer, siendo aún día claro, juró David diciendo: No me haga Dios bien, y hágame si mucho mal, si antes de ponerse el sol probare yo pan, ni cosa ninguna.

[36] Lo que oyó todo el pueblo, quedando muy prendado de lo que había hecho el rey a vista de toda la muchedumbre.

[37] Con lo cual conoció todo Israel aquel día que el rey no había tenido parte alguna en el asesinato de Abner, hijo de Ner.

[38] Dijo también el rey a sus criados: ¿Acaso ignoráis que hoy ha perdido Israel un príncipe, y un príncipe grande?

[39] Yo me hallo todavía sin fuerzas, aunque ungido rey, y esos hijos de Sarvia son demasiado violentos para mí. Dé el Señor la pena al malhechor, conforme a su maldad.

II Samuel, 3