II Crónicas, 6
[1] Entonces Salomón dijo: El Señor ha prometido que pondría su mansión en la niebla u oscuridad; •
[2] y yo he erigido una casa a su Nombre, para que habite en ella perpetuamente.
[3] Luego volviéndose el rey hacia toda la multitud de Israel (pues toda la gente estaba en pie, atenta) la bendijo, y habló así:
[4] Bendito sea el Señor Dios de Israel, que ha llevado a efecto la promesa que hizo a David, mi padre, cuando le dijo:
[5] Desde el día en que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no me escogí de todas las tribus de Israel ninguna ciudad, donde se edificara una casa a mi Nombre; ni elegí tampoco ningún otro hombre, para que gobernase establemente a mi pueblo de Israel;
[6] sino que escogí a Jerusalén para que se invoque en ella mi Nombre, y elegí a David para constituirle rey de mi pueblo de Israel. •
[7] Y como mi padre David desease edificar una casa al Nombre del Señor Dios de Israel,
[8] le dijo el Señor: En haber tú tenido esa voluntad de edificar casa en mi Nombre, ciertamente has hecho bien; ha sido bueno tu deseo.
[9] Mas no serás tú el que construirás esa casa; sino que ha de ser tu hijo nacido de ti, quien ha de edificar la casa en mi Nombre.
[10] El Señor, pues, ha cumplido la palabra que había dado, y yo he venido a suceder a mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, como lo dijo el Señor; y edificado la casa al Nombre del Señor Dios de Israel,
[11] y colocado en ella el arca , dentro de la cual está el pacto que hizo el Señor con los hijos de Israel.
[12] Dicho esto, se puso en pie Salomón delante del altar del Señor, a vista de todo el concurso de Israel, y extendió sus manos. •
[13] (Es de advertir que Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, la cual había hecho colocar en medio del atrio grande del templo, y estaba en pie sobre ella). Y arrodillándose después en presencia de todo el concurso de Israel, y alzando las manos al cielo, •
[14] habló de esta manera: Señor Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo ni en la tierra; a ti que guardas el pacto y usas de misericordia con tus siervos, con los que siguen de todo su corazón tus caminos. •
[15] Tú que has cumplido todas las promesas que habías hecho a tu siervo David, mi padre; pues lo que de palabra le ofreciste, lo has puesto por obra, como se demuestra hoy día.
[16] Cumple también ahora, oh Señor Dios de Israel, todo aquello que anunciaste a mi padre David, tu siervo, diciendo: No faltará de tu linaje quien se siente en mi presencia sobre el trono de Irael; con tal que tus hijos velen sobre sus acciones, caminando según mi ley, como tú has andado delante de mí.
[17] Ahora bien, oh Señor Dios de Israel, sea confirmada tu palabra, dada por ti a David, siervo tuyo.
[18] Pero, ¿y es realmente creíble que Dios habite con los hombres sobre la tierra? Si los cielos de los cielos no pueden abarcarte, ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?
[19] Verdad es que ella solamente se ha hecho para que tú, Señor Dios mío, atiendas a la oración y súplicas de tu siervo, y escuches los ruegos que expone tu siervo ante tu presencia; •
[20] para que tengas abiertos los ojos de día y de noche sobre esta casa, sobre este lugar en que has prometido que sería invocado tu Nombre,
[21] y otorgarías la petición hecha aquí por tu siervo, y despacharías las súplicas de tu siervo y de Israel, pueblo tuyo. A todo aquel que orare en este lugar, escúchale desde tu morada, esto es, desde los cielos, y muéstratele propicio.
[22] Si alguno pecare contra su prójimo, y viniere dispuesto a jurar contra él, y se obligare con maldición delante del altar de esta casa, •
[23] tú lo escucharás desde el cielo, y harás justicia a tus siervos haciendo caer sobre la cabeza del inicuo su misma iniquidad, y ven-gando al justo y remunerándole según su justi-cia.
[24] Si tu pueblo de Israel fuere vencido por sus enemigos (porque pecará algún día contra ti), y convertido hiciere penitencia invocando tu Nombre y pidiendo perdón en este lugar,
[25] tú lo escucharás desde el cielo y perdonarás el pecado de tu pueblo de Israel; y lo volverás a la tierra que le diste a él y a sus padres.
[26] Si cerrado el cielo, faltare la lluvia por causa de los pecados del pueblo, y te suplicaren en este lugar, y dando glorias a tu Nombre se convirtieren de sus pecados cuando los hayas afligido,
[27] escúchalos, oh Señor, desde el cielo, y perdona los pecados de tus siervos y de Israel, pueblo tuyo, y enséñales el buen camino que han de seguir, y envía la lluvia a la tierra cuya posesión diste a tu pueblo.
[28] Si sobreviniere hambre en el país, o peste, o tizón, o pulgón, o langosta, u oruga; si los enemigos, después de haber talado los campos, tuvieren sitiada la ciudad; o en cualquier otro azote o enfermedad que los apure, •
[29] cualquiera de tu pueblo de Israel que, considerando sus plagas y enfermedades te rogare, y alzare a ti sus manos en esta casa, •
[30] tú lo oirás desde el cielo, desde esa tu excelsa morada, y le serás propicio, remunerando a cada uno según sus procederes, y conforme a lo que descubras en su corazón (pues sólo tú conoces los corazones de los hombres),
[31] a fin de que te teman, y sigan tus caminos todo el tiempo que vivieren sobre la tierra, dada por ti a nuestros padres. •
[32] Aun al extranjero que no es de tu pueblo de Israel, si viniere de lejanas tierras, atraído de tu Nombre grande, y de tu poderosa mano y de tu brazo fuerte, y te adorase en este lugar,
[33] tú lo oirás desde el cielo, firmísima morada tuya, y otorgarás todas las cosas que te pidiere aquel forastero; a fin de que tu Nombre sea conocido de todos los pueblos de la tierra, y te teman éstos, como hace tu pueblo de Israel, y conozcan que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he edificado. •
[34] Si saliendo tu pueblo a campaña contra sus enemigos, y andando por el camino por donde tú le hayas enviado, te adorare vuelto hacia este sitio, en que se halla esta ciudad por ti elegida, y la casa que he edificado a tu Nombre,
[35] tú oirás desde el cielo sus plegarias y ruegos, y lo vengarás de sus enemigos.
[36] Que si los hijos de tu pueblo pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y enojado tú contra ellos los entregares en manos de los enemigos, los cuales los llevaren cautivos lejos o cerca; •
[37] y en el país a donde fueren llevados cautivos, se convirtieren de corazón e hicieren penitencia, y en la tierra de su cautiverio te pidieren perdón, diciendo: Pecamos: procedido hemos inicuamente; injustamente hemos obrado;
[38] y convertidos a ti de todo su corazón y con toda su alma, en el país de su cautividad a que fueron llevados te adoraren vueltos hacia el camino de su tierra, que diste a sus padres, y a la ciudad que tú escogiste, y a la casa que he construido a tu Nombre: •
[39] tú oirás desde el cielo, desde esa firmísima morada, sus súplicas, y harás su causa, y perdonarás a tu pueblo aunque pecador.
[40] Puesto que tú eres mi Dios, te suplico que tengas abiertos tus ojos, y atentos tus oídos a las oraciones que se harán en este lugar.
[41] Ahora, pues, levántate, oh Señor mi Dios, y ven al lugar fijo de tu morada: Tú y el arca por medio de la cual ostentas tu poderío. Experimenten tu socorro y protección, oh Señor Dios, tus sacerdotes, y gocen los santos con alegría tus beneficios. •
[42] ¡Oh Señor Dios! no apartes tu rostro de este ungido tuyo; acuérdate de las misericordias o piedad de David, siervo tuyo. •