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II Crónicas, 3


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[1] Dio, pues, Salomón principio a la construcción del templo del Señor en Jerusalén en el monte Moria, señalado expresamente ya a David, su padre, en el lugar que tenía David preparado en la era de Ornán, jebuseo;

[2] y empezó el edificio el mes segundo del año cuarto de su reinado.

[3] Y éstas son las medidas de los cimientos echados por Salomón para el edificio de la casa de Dios: la longitud era de sesenta codos de la antigua medida; la latitud de veinte codos.

[4] En cuanto al pórtico, que estaba enfrente, tenía de longitud veinte codos, conforme a la medida de la anchura del templo; mas la altura era de ciento veinte codos; y Salomón lo hizo cubrir todo por dentro de oro finísimo.

[5] La parte mayor del templo, llamada el Santo, la cubrió con tablas de madera de abeto, clavando por todas partes planchas de oro acendrado, e hizo esculpir en ella, en el artesonado, palmas y unas como cadenillas enlazadas unas con otras.

[6] El pavimento del templo lo enlosó de mármoles preciosísimos, con gran primor.

[7] El oro, con cuyas láminas cubrió el templo y sus vigas, y los pilares, y paredes, y las puertas, era sumamente fino. En las paredes hizo entallar querubines.

[8] Edificó asimismo la casa o el lugar santísimo; cuya longitud era de veinte codos, como la anchura del templo, y su anchura igualmente de veinte codos, y la cubrió con planchas de oro, que pesaban cerca de seiscientos talentos.

[9] Aun los clavos los hizo hacer de oro, cada uno de los cuales pesaba cincuenta siclos; e igualmente cubrió de oro los artesonados del techo.

[10] Hizo asimismo en la casa del lugar santísimo dos estatuas de querubines, las que cubrió de oro.

[11] Las alas de los querubines se extendían veinte codos; de manera que un ala tenía cinco codos y tocaba la pared del templo, y la otra también de cinco codos, tocaba el ala del otro querubín.

[12] Del mismo modo el ala del otro querubín tenía cinco codos y tocaba la pared; y la otra ala suya de cinco codos, tocaba el ala del primer querubín:

[13] De manera que las alas de ambos querubines estaban extendidas cogiendo el espacio de veinte codos. Estaban ellos de pie derecho, y sus rostros mirando con dirección hacia la parte exterior del templo.

[14] Hizo también un velo de jacinto, de púrpura, de escarlata y de lino finísimo, e hizo bordar en él querubines.

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Mt. 27, 51.

[15] Además, delante de las puertas del templo erigió dos columnas, que tenían treinta y cinco codos de altura entre las dos, y cuyos capiteles eran de cinco codos.

[16] También hizo unas cadenillas, como las del santuario, que colocó sobre los capiteles de las columnas, con cien granadas mezcladas con las cadenillas.

[17] Estas columnas las colocó en el atrio del templo una a la derecha y otra a la izquierda; a la de la derecha la llamó Jaquín, y a la de la izquierda Booz.

II Crónicas, 3