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II Macabeos, 14


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[1] Pero de allí a tres años Judas y su gente entendieron que Demetrio, hijo de Seleuco, habiendo llegado con muchas naves y un numeroso ejército al puerto de Trípoli, se había apoderado de los puestos más ventajosos,

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A tres años de purificar el templo. 1Ma. 4, 52; 7, 1.

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Trípoli o Ciudad Triple, pues los comerciantes de Tiro, Sidón y Arado vivían en sectores aislados y amurallados.

[2] y ocupado varios territorios, a despecho de Antíoco y de su general Lisias.

[3] Entretanto un cierto Alcimo, que había sido sumo sacerdote, y que voluntariamente se había contaminado en los tiempos de la mezcla de los ritos judaicos y gentiles, considerando que no había ningún remedio para él, y que jamás podría acercarse al altar,

[4] pasó a ver al rey Demetrio, en el año ciento cincuenta, presentándole una corona de oro y una palma de lo mismo, y además unos ramos que parecían ser el templo; y por entonces no le dijo nada.

[5] Pero habiendo logrado una buena conyuntura para ejecutar su loco designio, por haberlo llamado Demetrio a su consejo, y preguntándole cuál era el sistema y máxima con que se regían los judíos,

[6] respondió en esta forma: Aquellos judíos que se llaman asideos, cuyo caudillo es Judas Macabeo, son los que fomentan la guerra, y mueven las sediciones, y no dejan estar en quietud el reino.

[7] Y yo mismo, despojado de la dignidad hereditaria de mi familia, quiero decir, del sumo sacerdocio, me vine acá;

[8] primer por ser fiel a la causa del rey, y segundo para mirar por el bien de mis ciudadanos; pues toda nuestra nación padece grandes vejaciones por causa de la perversidad de aquellos hombres.

[9] Así que, te suplico, ¡oh rey!, que informándote por menor de todas estas cosas, mires por nuestra tierra y nación, conforme a tu bondad a todos notoria.

[10] Porque en tanto que viva Judas, es imposible que haya allí paz.

[11] Habiéndose él explicado de esta suerte, todos sus amigos inflamaron también a Demetrio contra Judas, del cual eran enemigos declarados.

[12] Así es que al punto envió el rey a la Judea por general a Nicanor, comandante de los elefantes,

[13] con orden de que cogiese vivo a Judas, dispersase sus tropas, y pusiese a Alcimo en posesión del sumo sacerdocio del gran templo.

[14] Entonces los gentiles que habían huido de la Judea por temor a Judas, vinieron en bandadas a juntarse con Nicanor, mirando como prosperidad propia las miserias y calamidades de los judíos.

[15] Luego que éstos supieron la llegada de Nicanor y la reunión de los gentiles con él, esparciendo polvo sobre sus cabezas, dirigieron sus plegarias a aquel Señor que se había formado un pueblo suyo para conservarlo eternamente, y que con evidentes milagros había protegido su herencia.

[16] E inmediatamente por orden del comandante partieron de allí, y fueron a acampar junto al castillo de Desau.

[17] Había ya Simón, hermano de Judas, venido a las manos con Nicanor; pero se llenó de sobresalto con la repentina llegada de otros enemigos.

[18] Sin embargo, enterado Nicanor del denuedo de las tropas de Judas y de la grandeza de ánimo con que combatían por su patria, temió dejar su suerte a la decisión de una batalla.

[19] Y así envió delante a Posidonio, a Teodocio y a Matías para presentar y admitir proposiciones de paz.

[20] Y habiendo durado largo tiempo las conferencias sobre el asunto, y dando el mismo general parte de ellas al pueblo, todos unánimemente fueron de parecer que se aceptara la paz.

[21] En virtud de lo cual los dos generales emplazaron un día para conferenciar entre sí secretamente; a este fin se llevó y puso una silla para cada uno de ellos.

[22] Esto no obstante, mandó Judas apostar algunos soldados en lugares oportunos, no fuera que los enemigos intentasen de repente hacer alguna traición. Pero la conferencia se celebró como debía.

[23] Por esto Nicanor fijó después su residencia en Jerusalén , sin hacer ningún mal a nadie, y despidió aquella multitud de tropas que se le habían juntado.

[24] Amaba a Judas con un amor sincero, mostrando una particular inclinación hacia él.

[25] Le rogó que se casase, y pensase en tener hijos. En efecto, se casó, vivía tranquilo, y los dos se trataban familiarmente.

[26] Mas viendo Alcimo la amistad y buena armonía que reinaba entre ellos, fue a ver a Demetrio, y le dijo que Nicanor favorecía los intereses ajenos o de los enemigos, y que tenía destinado por sucesor suyo a Judas, que aspiraba al trono.

[27] Exasperado e irritado el rey sobremanera con las atroces calumnias de este malvado, escribió a Nicanor diciéndole que llevaba muy a mal la amistad que había contraído con el Macabeo, y que le mandaba que luego al punto se lo enviase atado a Antioquía.

[28] Enterado de esto Nicanor, quedó lleno de consternación, y sentía sobremanera tener que violar los tratados hechos con aquel varón, sin haber recibido de él ofensa alguna.

[29] Mas no pudiendo desobedecer al rey, andaba buscando oportunidad para poner en ejecución la orden recibida.

[30] Entretanto el Macabeo, observando que Nicanor lo trataba con aspereza y que en las visitas acostumbradas se le mostraba con cierto aire duro e imponente, consideró que aquella aspereza no podía nacer de nada bueno, y reuniendo algunos pocos de los suyos, se ocultó de Nicanor.

[31] Luego que éste reconoció que Judas había tenido la destreza de prevenirlo, fue al augusto y santísimo templo, hallándose los sacerdotes ofreciendo los sacrificios acostumbrados, y les mandó que le entregasen al Macabeo.

[32] Mas como ellos le asegurasen con juramento que no sabían dónde estaba el que él buscaba, Nicanor levantó la mano contra el templo,

[33] y juró diciendo: Si no me entregáis atado a Judas, arrasaré este templo de Dios, derribaré este altar, y consagraré aquí un templo al dios y padre Baco;

[34] y dicho esto, se marchó. Los sacerdotes, entonces, levantando sus manos al cielo, invocaban a aquel Señor que había sido siempre el defensor de su nación, y oraban de este modo:

[35] Señor de todo el universo; tú que de nada necesitas, quisiste tener entre nosotros un templo para tu morada.

[36] Conserva, pues, ¡oh Santo de los santos y Señor de todas las cosas!, conserva ahora, y para siempre libre de profanación esta casa, que hace poco tiempo ha sido purificada.

[37] En este tiempo fue acusado a Nicanor uno de los ancianos de Jerusalén , llamado Razías, varón amante de la patria, y de gran reputación, al cual se daba el nombre de padre de los judíos por el afecto con que los miraba a todos.

[38] Este, pues, ya de mucho tiempo antes, llevaba constantemente una vida muy exacta en el judaísmo, pronto a dar su misma vida antes que faltar a su observancia.

[39] Mas queriendo Nicanor manifestar el odio que tenía a los judíos, envió quinientos soldados para que lo prendiesen;

[40] pues juzgaba que si lograba seducir a este hombre, haría un daño gravísimo a los judíos.

[41] Pero al tiempo que los soldados hacían sus esfuerzos para entrar en la casa, rompiendo la puerta, y poniéndole fuego, así que estaban ya para prenderle, se hirió con su espada,

[42] prefiriendo morir noblemente a verse esclavo de los idólatras, y a sufrir ultrajes indignos de su nacimiento .

[43] Mas como por la precipitación con que se hirió no fuese mortal la herida, y entrasen ya en tropel los soldados en la casa, corrió animosamente al muro, y se precipitó denodadamente encima de las gentes;

[44] las cuales retirándose al momento para que no les cayese encima, vino a dar de cabeza contra el suelo.

[45] Pero como aún respirase, hizo un nuevo esfuerzo y se volvió a poner en pie; y aunque la sangre le salía a borbollones por sus heridas mortales, pasó corriendo por medio de la gente,

[46] y subiéndose sobre una roca escarpada, desangrado ya como estaba, agarró con ambas manos sus propias entrañas, y las arrojó sobre las gentes, invocando al Señor y dueño del alma y de la vida, a fin de que se las volviese a dar algún día; y de esta manera acabó de vivir.

II Macabeos, 14