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I Samuel, 21


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[1] Y se levantó David y se fue; mas Jonatás volvió a la ciudad.

[2] Partió después David a Nobe a encontrar al sumo sacerdote Aquimelec. El cual quedó sorprendido de ver llegar a David, y le dijo: ¿Cómo es que vienes solo, sin que nadie te acompañe?

[3] Le respondió David: El rey me ha encargado una comisión, diciendo: Nadie sepa el negocio a que te envío, ni las órdenes que te he dado. Por cuyo motivo aun a mis gentes les he mandado que me esperen en tal y tal lugar.

[4] Ahora, pues, si tienes a mano aunque no sea más que cinco panes, dámelos, o cualquier cosa que hallares pues tenemos gran necesidad.

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Los panes del santuario eran una ofrenda hecha a Yahvé y que sólo podían comer los sacerdotes. En una situación de emergencia podían hacerlo otros. Ex. 25, 30; Mt. 12, 3-4.

[5] A lo que respondió el sacerdote, diciéndole: No tengo a mano panes de legos o comunes, sino solamente el pan santo. Con todo, te lo daré, si es que tus criados están limpios, sobre todo en cuanto a mujeres.

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Se trata de una pureza ritual para participar en la ofrenda de los panes. Dt. 23, 10.

[6] Respondió David al sumo sacerdote, diciéndole: Por lo que toca a mujeres, nos hemos contenido desde ayer, y antes de ayer, después que partimos; y los cuerpos de mi gente se han conservado puros. A la verdad el camino profano es, pero aún se purificará mi gente lavando sus cuerpos y vestidos.

[7] Le dio, pues, el sumo sacerdote el pan santificado, por no haber allí otro pan que los de la proposición, que se habían quitado de la presencia del Señor para poner otros calientes.

[8] Se hallaba aquel día allí dentro del Tabernáculo del Señor uno de los criados de Saúl, llamado Doeg, idumeo, el más poderoso de los pastores de Saúl.

[9] Dijo todavía David a Aquimelec: ¿Tienes aquí a mano alguna lanza o espada? pues no he traído conmigo mi espada ni mis armas; porque urgía la orden del rey.

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Entre otros detalles de la huida de David se cuenta la recuperación de la espada de Goliat.

[10] Le dijo el sumo sacerdote: Aquí tienes la espada del filisteo Goliat a quien tú mataste en el valle del Terebinto; envuelta está en su paño detrás del efod; si quieres llevarla, tómala, pues aquí no hay sino ésta. Le dijo David: No hay otra comparable a ella; dámela.

[11] Con esto se puso David en camino, huyendo por temor de Saúl, y se fue a Aquis, rey de Get.

[12] Mas los cortesanos de Aquis, luego que vieron a David, dijeron al rey: ¿No es éste aquel David, respetado como rey en su país? ¿No es éste aquel en cuya alabanza cantaban en medio de sus danzas: Mató Saúl a mil y David mató a diez mil?

[13] Paró David la consideración en esto que decían de él, y concibió grandísimo temor de Aquis, rey de Get.

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David finge locura, atribuida a la posesión de un espíritu. Esta condición lo hace despreciable; pero sobre todo intocable.

[14] Y así comenzó a demudar su semblante delante de ellos, y se dejaba caer entre los brazos de la gente, dando de cabezadas contra las puertas, y haciendo correr la saliva por su barba.

[15] Dijo, pues, Aquis a sus criados: ¿Habéis visto un tal mentecato? ¿Por qué me lo habéis traído aquí?

I Samuel, 21