I Samuel, 10
[1] Entonces sacó Samuel una redomita de óleo o bálsamo, y la derramó sobre la cabeza de Saúl, y lo besó, diciendo: He aquí que el Señor te ha ungido para príncipe sobre su herencia y tú librarás a su pueblo de las manos de sus enemigos que la rodean. Esta señal tendrás de que Dios te ha ungido para príncipe: •
Engir a los reyes fue en el pueblo hebreo una predicación del Mesías, quien debía ser Rey, Sacerdote y Profeta.
[2] Cuando hoy te hayas separado de mí encontrarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en la frontera de Benjamín, hacia la parte meridional, que te dirán: Se han hallado ya las burras que fuiste a buscar; y no pensando ya tu padre en ellas, está inquieto por causa de vosotros, y dice: ¿Qué le habrá sucedido a mi hijo?; •
[3] y luego que partas de allí, y pases más adelante, llegando a la encina del Tabor, encontrarás tres hombres, que irán a adorar a Dios en Betel, uno que llevará tres cabritos, otro tres hogazas de pan, y el tercero una bota de vino; •
Los hebreos veneraban este lugar por la aparición de la misteriosa escala. Gen 28.
[4] y habiéndote saludado te darán dos panes, que tú recibirás de su mano. •
[5] Después que llegues al collado de Dios, donde está el presidio de los filisteos, y entres en la ciudad, encontrarás una compañía o coro de profetas, que bajan del lugar excelso, precedidos de salterio, tambor, y flauta, y cítara y ellos profetizando. •
[6] Y te arrebatará el espíritu del Señor, y profetizarás con ellos, y quedarás mudado en otro hombre. •
[7] Cuando vieres, pues, cumplidas todas estas señales, haz osadamente cuanto te ocurra deber hacer, porque contigo está el Señor. •
[8] Después descenderás antes que yo a Gálgala (donde iré yo a encontrarte), para ofrecer holocaustos y sacrificar víctimas pacíficas al Señor. Me aguardarás siete días, hasta tanto que yo llegue, y te declararé lo que debes hacer. •
[9] Así que Saúl volvió las espaldas, y se separó de Samuel, le mudó Dios el corazón en otro, y le sucedieron aquel día todas estas señales.
[10] En efecto, llegados al collado arriba dicho, he aquí que se encuentra con un coro de profetas; y arrebatado del espíritu del Señor se puso a profetizar o cantar en medio de ellos.
[11] Y viendo los que le habían conocido poco antes, como estaba con los profetas y profetizando, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto que ha sucedido al hijo de Cis? Pues, ¿también Saúl es uno de los profetas? •
[12] Sobre lo cual respondieron algunos: Y ¿quién es el padre de estos otros profetas? Por donde pasó a proverbio: Pues, ¿también Saúl es uno de los profetas? •
[13] Y cesó Saúl de profetizar, y se fue al lugar alto, a Gabaa, su patria. •
[14] Y un tío suyo le dijo a él y a su criado: ¿A dónde habéis ido? Le respondieron: A buscar las burras; y no habiéndolas encontrado; nos dirigimos a Samuel.
[15] Le dijo su tío: Cuéntame lo que te ha dicho Samuel.
[16] Le respondió Saúl: Nos hizo saber que habían aparecido las burras. Mas no le descubrió nada de lo que Samuel le había dicho acerca del reino.
[17] Después de esto convocó Samuel al pueblo delante del Señor, en Masfa. •
[18] Y dijo a los hijos de Israel: Esto dice el Señor Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de las manos de todos los reyes que os oprimían.
[19] Mas vosotros en el día habéis desechado a vuestro Dios, solo el cual os ha salvado de todos los males y tribulaciones, y habéis dicho: No más así, establécenos un rey que nos gobierne. Ahora, pues, presentaos delante del Señor por orden de vuestras tribus y familias. •
[20] Y sorteó Samuel todas las tribus de Israel, y cayó la suerte sobre la tribu de Benjamín.
[21] Sorteó después las familias de la tribu de Benjamín, y tocó la suerte a la familia de Metri, y finalmente a Saúl, hijo de Cis. Lo buscaron luego, mas no pudieron encontrarlo. •
[22] Con esto consultaron al Señor para saber si comparecería allí Saúl. A lo que respondió el Señor: A estas horas está escondido en su casa. •
[23] Fueron, pues, corriendo, y lo trajeron de allí; y así que estuvo en medio del pueblo, se vio que era más alto que todos los demás todo lo que va de hombros arriba. •
[24] Dijo entonces Samuel a todo el pueblo: Ya véis a quien ha elegido el Señor, y que no hay en todo el pueblo uno semejante a él. Y gritó todo el pueblo, diciendo: ¡Viva el rey! •
[25] En seguida expuso Samuel al pueblo la ley de la monarquía, y la escribió en un libro, que depositó en el Tabernáculo delante del Señor; después de lo cual despidió Samuel a todo el pueblo, cada cual a su casa. •
[26] También Saúl se fue a su casa, en Gabaa; siguiéndole parte del ejército, aquellos cuyos corazones había movido el Señor. •
[27] Al contrario los hijos de Belial, o los desobedientes al Señor, dijeron: ¿Por ventura podrá éste salvarnos? Y le despreciaron, y no le ofrecieron los donativos acostumbrados; mas él disimuló, haciendo como que no lo entendía. •