I Corintios, 6
[1] ¿Cómo es posible que se halle uno siquiera entre vosotros que teniendo alguna diferencia con su hermano, se atreva a llamarle a juicio ante los jueces inicuos o infieles, y no delante de los santos o cristianos? •
[2] ¿No sabéis que los santos han de juzgar algún día a este mundo? Pues si el mundo ha de ser juzgado por vosotros ¿no seréis dignos de juzgar de estas pequeñeces?
[3] ¿No sabéis que hemos de ser jueces hasta de los ángeles?, ¿cuánto más de las cosas mundanas? •
[4] Si tuviereis, pues, pleitos sobre negocios de este mundo, tomad por jueces, antes que a infieles, a los más ínfimos de la Iglesia. •
[5] Lo digo para confusión vuestra. ¿Es posible que no ha de haber entre vosotros algún hombre inteligente, que pueda ser juez o árbitro entre los hermanos;
[6] sino que ha de verse que litiga hermano con hermano, y eso en el tribunal de los infieles?
[7] Ya por cierto es una falta en vosotros andar en pleitos unos contra otros. ¿Por qué no toleráis antes el agravio?; ¿por qué antes no sufrís el fraude? •
Ya que os creéis tan aventajados en la virtud. Mt. 5, 39; Lc. 6, 29; Rm. 12, 17; 1Ts. 4, 6.
[8] Mas algunos de vosotros sois los que agraviáis y defraudáis, y eso a vuestros propios hermanos.
[9] ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros, hermanos míos, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
[10] ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios.
[11] Tales habéis sido algunos de vosotros en otro tiempo; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios. •
[12] Si todo me es lícito, no todo me es conveniente. No porque todo me es lícito, me haré yo esclavo de ninguna cosa. •
[13] Las viandas son para el vientre, y el vientre para las viandas; mas Dios destruirá a aquél y a éstas; el cuerpo no es para la fornicación, sino para gloria del Señor, como el Señor para el cuerpo. •
[14] Pues así como Dios resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su virtud.
[15] ¿No sabéis que vuestros cuerpos son parte de Cristo nuestra cabeza? ¿He de abusar yo de los miembros de Cristo , para hacerlos miembros de una prostituta? No lo permita Dios.
De mi cuerpo santificado por Cristo, que es nuestra cabeza.
[16] ¿O no sabéis que quien se junta con una prostituta, se hace un cuerpo con ella? Porque serán los dos, dice la Escritura, una carne. •
[17] Al contrario, quien está unido con el Señor, es con él un mismo espíritu.
[18] Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa el hombre, está fuera del cuerpo; pero el que fornica contra su cuerpo peca. •
[19] ¿Por ventura no sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que ya no sois de vosotros, •
[20] puesto que fuisteis comprados a gran precio? Glorificad, pues, a Dios y llevadle siempre en vuestro cuerpo. •