Romanos, 3
[1] ¿Cuál es, pues, me diréis, la ventaja de los judíos sobre los gentiles?; o ¿qué utilidad se saca en ser del pueblo circuncidado? •
[2] La ventaja de los judíos es grande de todos modos. Y principalmente porque a ellos les fueron confiados los oráculos de Dios. •
Las Escrituras Divinas. A ellos se les prometió el Mesías y su reino eterno.
[3] Porque, en fin, si algunos de ellos no han creído, ¿su infidelidad frustrará por ventura la fidelidad de Dios? Sin duda que no, •
[4] siendo Dios, como es, veraz, y mentiroso todo hombre según aquellos que David dijo a Dios: A fin de que tú seas reconocido fiel en tus palabras, y salgas vencedor en los juicios que de ti se hacen. •
Dios no faltará a su palabra, aunque hayan faltado los judíos.
[5] Mas si nuestra injusticia o iniquidad hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿No será Dios (hablo a lo humano) injusto en castigarnos?
Por nuestros pecados, puesto que ellos manifiestan su perfección.
[6] Nada menos. Porque si así fuese, ¿cómo sería Dios el juez del mundo? •
[7] Pero si la fidelidad o verdad de Dios, añadirá alguno, con ocasión de mi infidelidad o malicia se ha manifestado más gloriosa, ¿por qué razón todavía soy yo condenado como pecador? •
[8] ¿Y por qué (como con una insigne calumnia esparcen algunos que nosotros decimos) no hemos de hacer nosotros un mal, a fin de que de él resulte un bien? Los que dicen esto son justamente condenados.
[9] ¿Diremos, pues, que somos los judíos más dignos que los gentiles? No por cierto. Pues ya hemos demostrado que así judíos como gentiles todos están sujetos al pecado, •
[10] según aquello que dice la Escritura: No hay uno que sea justo; •
[11] no hay quien sea cuerdo, no hay quien busque a Dios; •
[12] todos se descarriaron, todos se inutilizaron; no hay quien obre bien, no hay siquiera uno;
[13] su garganta es un sepulcro abierto, se han servido de sus lenguas para urdir enredos; dentro de sus labios tienen veneno de áspides; •
[14] su boca está llena de maldición y de amargura; •
[15] son sus pies ligeros para ir a derramar sangre; •
[16] todos sus pasos se dirigen a oprimir y a hacer infelices a los demás;
[17] porque la senda de la paz nunca la conocieron, •
[18] ni tienen el temor de Dios ante sus ojos. •
[19] Pero sabemos que cuantas cosas dice la ley, todas las dirige a los que profesan la ley a fin de que toda boca enmudezca, y todo el mundo, así judíos como gentiles, se reconozca reo delante de Dios; •
[20] supuesto que delante de él ningún hombre será justificado por solas las obras de la ley. Porque por la ley se nos ha dado el conocimiento del pecado. •
[21] Cuando ahora la justicia que da Dios sin la ley se nos ha hecho patente, según está atestiguada por la ley y los profetas. •
[22] Y esta justicia que da Dios por la fe en Jesucristo, es para todos y sobre todos los que creen en él, pues no hay distinción alguna entre judío y gentil;
[23] porque todos pecaron, y tienen necesidad de la gloria o gracia de Dios,
[24] siendo justificados gratuitamente por la gracia del mismo, en virtud de la redención que todos tienen en Jesucristo, •
[25] a quien Dios propuso para ser la víctima de propiciación en virtud de su sangre por medio de la fe, a fin de demostrar la justicia que da él mismo perdonando los pecados pasados,
[26] soportados por Dios con tanta paciencia, con el fin, digo, de manifestar su justicia en el tiempo presente; por donde se vea cómo él es justo en sí mismo, y que justifica al que tiene la fe de Jesucristo.
[27] Ahora, pues, ¿dónde está, ¡oh judío!, el motivo de gloriarte? Queda excluido. ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. •
[28] Así que, concluimos ser justificado el hombre por la fe viva sin las obras de la ley. •
[29] Porque en fin, ¿es acaso Dios de los judíos solamente?; ¿no es también Dios de los gentiles? Sí, por cierto, de los gentiles también. •
[30] Porque uno es realmente el Dios que justifica por medio de la fe a los circuncidados, y que con la misma fe justifica a los no circuncidados. •
[31] Luego nosotros, dirá alguno, ¿destruimos la ley de Moisés por la fe en Jesucristo? No hay tal, antes bien confirmamos la ley. •
Pues toda nuestra doctrina enseña cómo obtener la justicia y la santidad.