Mateo, 9
[1] Y subiendo en la barca, repasó el lago y vino a la ciudad de su residencia o a Cafarnaúm. •
[2] Cuando he aquí que le presentaron un paralítico postrado en un lecho. Y al ver Jesús su fe, dijo al tullido: Ten confianza, hijo mío, que perdonados te son tus pecados. •
[3] A lo que ciertos escribas dijeron luego para consigo: Este blasfema. •
[4] Mas Jesús , viendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? •
[5] ¿Qué cosa es más fácil, decir: Se te perdonaron tus pecados, o decir: Levántate y anda? •
[6] Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra potestad de perdonar pecados, levántate, dijo al mismo tiempo al paralítico, toma tu lecho y vete a tu casa. •
[7] Y se levantó y se fue a su casa.
[8] Lo cual viendo las gentes, quedaron poseídas de un santo temor, y dieron gloria a Dios por haber dado tal potestad a los hombres. •
[9] Partido de aquí Jesús , vio a un hombre sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme; y él levantándose, le siguió. •
[10] Y sucedió que estando Jesús a la mesa en la casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y gentes de mala vida que se pusieron a la mesa a comer con él y con sus discípulos.
[11] Y al verlo los fariseos decían a sus discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?
[12] Mas Jesús , oyéndolo, les dijo: No son los que están sanos, sino los enfermos los que necesitan médico. •
[13] Id, pues, a aprender lo que significa: Mas estimo la misericordia que el sacrificio; porque los pecadores son, y no los justos, a quienes he venido yo a llamar a penitencia. •
[14] Entonces se presentaron a Jesús los discípulos de Juan, y le dijeron: ¿Por qué, ayunando frecuentemente nosotros y los fariseos, tus discípulos no ayunan? •
[15] Les respondió Jesús : ¿Acaso los amigos del esposo pueden andar afligidos mientras el esposo está con ellos? Ya vendrá el tiempo en que les será arrebatado el esposo, y entonces ayunarán. •
[16] Nadie echa un remiendo de paño nuevo a un vestido viejo; de otra suerte, rasga lo nuevo parte de lo viejo, y se hace mayor la rotura. •
[17] Ni tampoco echan el vino nuevo en cueros viejos; porque si esto se hace, revienta el cuero, y el vino se derrama y se pierden los cueros. Pero el vino nuevo lo echan en cueros nuevos, y así se conserva lo uno y lo otro. •
[18] En esta conversación estaba, cuando llegó un hombre principal o jefe de sinagoga, y adorándole, le dijo: Señor, una hija mía está a punto de morir; pero ven, impón tu mano sobre ella, y vivirá. •
[19] Levantándose Jesús , le iba siguiendo con sus discípulos;
[20] cuando he aquí que una mujer que hacía ya doce años que padecía un flujo de sangre, vino por detrás y tocó el ruedo de su vestido. •
[21] Porque decía ella entre sí: Con que pueda solamente tocar su vestido, me veré curada.
[22] Mas volviéndose Jesús y mirándola, dijo: Hija, ten confianza. Tu fe te ha curado. En efecto desde aquel momento quedó curada la mujer. •
[23] Venido Jesús a la casa de aquel hombre principal, y viendo a los tañedores de flautas, o música fúnebre, y el alboroto de la gente, decía: •
[24] Retiraos, pues no está muerta la niña, sino dormida. Y hacían burla de él. •
[25] Mas echada fuera la gente, entró, la tomó de la mano, y la niña se levantó. •
[26] Y se divulgó el suceso por todo aquel país.
[27] Partiendo Jesús de aquel lugar, le siguieron dos ciegos, gritando y diciendo: Hijo de David, ten compasión de nosotros. •
[28] Luego que llegó a casa, se le presentaron los ciegos y Jesús les dijo: ¿Creéis que yo puedo hacer eso que me pedís? y le dijeron: Sí, Señor. •
[29] Entonces les tocó los ojos, diciendo: Según vuestra fe, así os sea hecho.
[30] Y se les abrieron los ojos. Mas Jesús les conminó diciendo: Mirad, que nadie lo sepa. •
[31] Ellos, sin embargo, al salir de allí lo publicaron por toda la comarca. •
[32] Salidos éstos le presentaron un mudo endemoniado. •
[33] Y arrojado el demonio, habló el mudo, y las gentes se llenaron de admiración, y decían: Jamás se ha visto cosa semejante en Israel.
[34] Los fariseos, al contrario, decían: Por arte del príncipe de los demonios, expele los demonios. •
[35] Y Jesús iba recorriendo todas las ciudades y villas, enseñando en sus sinagogas, y predicando la buena noticia del reino de Dios, y curando toda dolencia y toda enfermedad. •
[36] Y al ver aquellas gentes, se compadecía entrañablemente de ellas porque estaban mal paradas y tendidas aquí y allá como ovejas sin pastor. •
[37] Sobre lo cual dijo a sus discípulos: La mies es verdaderamente mucha; mas los obreros pocos. •
[38] Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe a su mies trabajadores.
Jesús insiste en la oración por las vocaciones laicales, sacerdotales y religiosas que anuncien el evangelio.