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Marcos, 2


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[1] Al cabo de algunos días volvió a entrar en Cafarnaúm.

[2] Y corriendo la voz de que estaba en la casa, acudieron muchos, en tanto número, que no cabían delante de la puerta; y él les anunciaba la palabra.

[3] Entonces llegaron unos conduciendo a cierto paralítico que llevaban entre cuatro;

[4] y no pudiendo presentárselo por el gentío que estaba alrededor, descubrieron el techo por la parte bajo la cual estaba Jesús , y por su abertura descolgaron la camilla en que yacía el paralítico.

[5] Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

[6] Estaban allí sentados algunos escribas, y decían en su interior:

[7] ¿Qué es lo que éste habla? Este hombre blasfema: ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios?

[8] Mas como Jesús penetrase al momento con su espíritu esto mismo que interiormente pensaban, les dijo: ¿Qué andáis revolviendo esos pensamientos en vuestros corazones?

[9] ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, toma tu camilla y camina?

[10] Pues para que sepáis que el que se llama Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados: Levántate (dijo al paralítico):

[11] Yo te lo digo; coge tu camilla y vete a tu casa.

[12] Y al instante se puso en pie, y cargando con su camilla, se marchó a vista de todo el mundo; de forma que todos estaban pasmados, y dando gloria a Dios decían: Jamás habíamos visto cosa semejante.

[13] Otra vez salió hacia el mar, y todas las gentes se iban tras él, y las adoctrinaba.

[14] Al paso vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el banco o mesa de los tributos, y le dijo: Sígueme; y levantándose al instante, lo siguió.

[15] Aconteció después estando a la mesa en casa de éste, que muchos publicanos y gentes de mala vida se pusieron a ella con Jesús y sus discípulos; porque aun entre ellos eran muchos los que lo seguían.

[16] Mas los escribas y fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, decían a sus discípulos: ¿Cómo es que vuestro maestro come y bebe con publicanos y pecadores?

[17] Habiéndolo oído Jesús , les dijo: Los que están buenos no necesitan médico, sino los que están enfermos; así, yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

[18] Siendo también los discípulos de Juan y los fariseos muy dados al ayuno, vinieron a preguntarle: ¿No nos dirás por qué ayunando los discípulos de Juan y los de los fariseos, no ayunan tus discípulos?

[19] Les respondió Jesús : ¿Cómo es posible que los compañeros del esposo en las bodas ayunen, el esposo está en su compañía? Mientras tienen consigo al esposo no pueden ellos ayunar.

[20] Tiempo vendrá en que les quitarán al esposo; y entonces será cuando ayunarán.

[21] Nadie cose un retazo de paño nuevo en un vestido viejo; de otra suerte, el remiendo nuevo rasga lo viejo, y se hace mayor el daño.

[22] Tampoco echa nadie vino nuevo en cueros viejos, porque romperá el vino los cueros, y se derramará el vino, y los cueros se perderán. Por tanto, el vino nuevo en cueros nuevos debe meterse.

[23] En otra ocasión, caminando el Señor junto a unos sembrados un día de sábado, sus discípulos se adelantaron y empezaron a coger espigas, y a comer el grano.

[24] Sobre lo cual le decían los fariseos: ¿Cómo es que hacen lo que no es lícito en sábado?

[25] Y él respondió: ¿No habéis vosotros jamás leído lo que hizo David en la necesidad en que se vio, cuando se halló acosado del hambre, así él como los que le acompañaban?

[26] ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, príncipe de los sacerdotes, y comió los panes de la proposición, de que no era lícito comer sino a los sacerdotes, y dio de ellos a los que le acompañaban?

[27] Y les añadió: El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.

[28] En fin, el Hijo del hombre aun del sábado es dueño.

Marcos, 2