Juan, 17
[1] Estas cosas habló Jesús , y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre mío, la hora es llegada, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti; •
[2] pues le has dado poder sobre todo el linaje humano, para que dé la vida eterna a todos los que le has señalado. •
[3] Y la vida eterna consiste en conocerte a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste. •
[4] Yo por mí te he glorificado en la tierra; tengo acabada la obra, cuya ejecución me encomendaste.
[5] Ahora glorifícame tú, ¡oh Padre!, en ti mismo, con aquella gloria que como Dios tuve yo en ti antes que el mundo fuese. •
[6] Yo he manifestado tu nombre a los hombres que me has dado salvándolos del mundo. Tuyos eran, y me los diste, y ellos han puesto por obra tu palabra. •
[7] Ahora han conocido que todo lo que me diste, viene de ti.
[8] Porque yo les di las palabras, que tú me diste; y ellos las han recibido, y han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú eres el que me ha enviado. •
[9] Por ellos ruego yo ahora. No ruego por el mundo, sino por éstos que me diste, porque tuyos son: •
[10] Y todas mis cosas son tuyas, como las tuyas son mías; y en ellos he sido glorificado. •
[11] Yo ya no estoy más en el mundo, pero éstos quedan en el mundo; yo estoy de partida para ti. ¡Oh Padre santo!, guarda en tu Nombre a éstos que tú me has dado, a fin de que sean una misma cosa por la caridad, así como nosotros lo somos en la naturaleza. •
[12] Mientras estaba yo con ellos, yo los defendía en tu Nombre. He guardado los que tú me diste y ninguno de ellos se ha perdido sino el hijo de la perdición, cumpliéndose así la Escritura. •
[13] Mas ahora vengo a ti; y digo esto estando todavía en el mundo, a fin de que ellos tengan en sí mismos el gozo que tengo yo.
[14] Yo les he comunicado tu palabra, y el mundo los ha aborrecido, porque no son del mundo, así como yo tampoco soy del mundo. •
[15] No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del mal. •
[16] Ellos ya no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo.
[17] Santifícalos en la verdad. La palabra tuya es la verdad misma. •
[18] Así como tú me has enviado al mundo, así yo los he enviado también a ellos al mundo. •
[19] Y yo por amor de ellos me santifico, me ofrezco por víctima, a mí mismo; con el fin de que ellos sean santificados en la verdad. •
[20] Pero no ruego solamente por éstos, sino también por aquellos que han de creer en mí por medio de su predicación; •
[21] ruego que todos sean una misma cosa; y que como tú, ¡oh Padre!, estás en mí, y yo en ti, así sean ellos una misma cosa en nosotros, para que crea el mundo que tú me has enviado. •
[22] Yo les he dado ya parte de la gloria que tú me diste, para que en cierta manera sean una misma cosa, como lo somos nosotros. •
[23] Yo estoy en ellos, y tú estás siempre en mí, a fin de que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que tú me has enviado, y los amas a ellos, como a mí me amaste.
[24] ¡Oh Padre!, yo deseo ardientemente que aquellos que tú me has dado, estén conmigo allí mismo donde yo estoy para que contemplen mi gloria, cual tú me la has dado; porque tú me amaste desde antes de la creación del mundo.
[25] ¡Oh Padre justo!, el mundo no te ha conocido; yo sí que te he conocido; y éstos han conocido que tú me enviaste.
[26] Yo por mi parte les he dado y daré a conocer tu nombre, para que el amor con que me amaste, en ellos esté, y yo mismo esté en ellos. •