Judith, 1
[1] Arfaxad, pues, rey de los medos, había sujetado a su imperio muchas naciones; y edificó una ciudad sumamente fuerte, que llamó Ecbatana; •
[2] cuyos muros construyó de piedras labradas a escuadra, los cuales tenían setenta codos de anchura y treinta de altura; y levantó sus torres hasta cien codos de elevación. •
[3] Eran éstas cuadradas, y tenía cada lado la extensión de veinte pies; e hizo sus puertas a proporción de la altura de las torres. •
[4] Después de esto se jactaba de su poder por la fuerza de sus ejércitos y por sus famosos carros de guerra. •
[5] Pero Nabucodonosor, rey de los asirios, que reinaba en la gran ciudad de Nínive, el año duodécimo de su reinado entró en batalla contra Arfaxad, y lo venció •
[6] en la espaciosa llanura, llamada Ragau, cerca del Eufrates, y del Tigris, y de Jadasón, en tierras de Erioc, rey de los elicos. •
[7] Entonces adquirió gran pujanza el reino de Nabucodonosor; y se enorgulleció su corazón, y despachó mensajeros a todos los habitantes de la Cilicia, de Damasco, y del Líbano,
[8] y a los pueblos que están en el Carmelo, y en Cedar, y a los moradores de la Galilea en la vasta campiña de Esdrelón, •
[9] y a todos los de Samaria, y de la otra parte del Jordán, hasta Jerusalén , y a toda la tierra de Jesé hasta tocar los términos de la Etiopía. •
La historia se plantea en un cuadro geográfico que abarca toda la Mesopotamia occidental.
[10] A todos éstos envió embajadores Nabucodonosor, rey de los asirios. •
[11] Mas todos de común acuerdo se negaron a lo que les pedía, remitieron los enviados con las manos vacías, y los echaron de sí con desprecio. •
[12] Indignado con esto el rey Nabucodonosor contra todas aquellas naciones, juró por su trono y por su reino que se había de vengar de todas ellas. •