Gálatas, 5
[1] Manteneos firmes, y no dejéis que os opriman de nuevo con el yugo de la servidumbre de la ley antigua. •
[2] Mirad que os declaro yo, Pablo, que si os hacéis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará. •
[3] Además declaro a todo hombre que se hace circuncidar, que queda obligado a observar toda la ley por entero. •
[4] No tenéis ya parte ninguna con Cristo los que buscáis la justificación en la ley; habéis perdido la gracia. •
[5] Pues nosotros solamente en virtud de la fe esperamos recibir del espíritu la verdadera justicia o santidad.
[6] Porque para con Jesucristo nada importa el ser circunciso o incircunciso, sino la fe, que obra animada de la caridad. •
[7] Vosotros habíais comenzado bien vuestra carrera, ¿quién os ha estorbado de obedecer a la verdad?
[8] Persuasión semejante no es ciertamente de aquel que os ha llamado a la fe. •
[9] Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. •
[10] Yo confío, no obstante, de vosotros en el Señor, que no tendréis otros sentimientos que los míos; pero el que os anda inquietando, quien quiera que sea, llevará el castigo merecido.
[11] En cuanto a mí, hermanos, si yo predico aún la circuncisión, ¿por qué soy todavía perseguido? Según eso, se acabó el escándalo de la cruz que causo a los judíos.
[12] ¡Ojalá fuesen, no digo circuncidados, sino cortados o separados de entre vosotros los que os perturban! •
[13] Porque vosotros, hermanos míos, sois llamados a un estado de libertad; cuidad solamente que esta libertad no os sirva de ocasión para vivir según la carne; pero sed siervos unos de otros por un amor espiritual, •
[14] como quiera que toda la ley en este precepto se encierra: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. •
[15] Que si unos a otros os mordéis, y roéis, mirad no os destruyáis los unos a los otros.
[16] Digo, pues, en suma: Proceded según el espíritu de Dios, y no satisfaréis los apetitos de la carne. •
[17] Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu los tiene contrarios a los de la carne, como que son cosas entre sí opuestas; por cuyo motivo no hacéis vosotros todo aquello que queréis. •
[18] Que si vosotros sois conducidos por el espíritu, no estáis sujetos a la ley.
[19] Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad, lujuria,
Las uniones fuera del matrimonio y los matrimonios ilegítimos.
[20] culto de ídolos, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, enojos, riñas, disensiones, herejías,
[21] envidias, homicidios, embriagueces, glotonerías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya tengo dicho, que los que tales cosas hacen, no alcanzarán el reino de Dios. •
[22] Al contrario, los frutos del espíritu son caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, •
[23] mansedumbre, fe, o fidelidad, modestia, continencia, castidad. Para los que viven de esta suerte no hay ley que sea contra ellos.
[24] Y los que son de Cristo tienen crucificada su propia carne con los vicios y las pasiones.
[25] Si vivimos por el Espíritu de Dios, procedamos también según el mismo Espíritu.
[26] No seamos ambiciosos de vana gloria, provocándonos los unos a los otros, y recíprocamente envidiándonos.