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Esdras, 5


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[1] En este tiempo profetizaron el profeta Ageo y Zacarías, hijo de Addo, predicando a los judíos que habitaban en la Judea y en Jerusalén en nombre del Dios de Israel.

[2] Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué, hijo de Josedec, se pusieron de nuevo a continuar la construcción del templo de Dios en Jerusalén , y estaban con ellos los profetas de Dios que los ayudaban.

[3] En aquel mismo tiempo vinieron a encontrarlos Tatanai, gobernador de la otra parte del río, y Starbuzanai, con sus consejeros, y les dijeron: ¿Quién os ha aconsejado que edificaseis este templo y restauraseis sus muros?

[4] A lo que respondimos, nombrando los autores de esta reedificación.

[5] Mas el ojo de su Dios, o su providencia, miró favorablemente a los ancianos de los judíos, y así no pudieron impedirles la construcción. Convinieron al fin en que se diese parte a Darío, y que satisficiesen entonces a aquella reconvención.

[6] Copia de la carta que escribió al rey Darío Tatanai, gobernador del país de la otra parte del río, con Starbuzanai, y sus consejeros, los arfasaqueos, que moraban a la otra banda del río.

[7] La carta que le enviaron decía así: Al rey Darío, salud y toda suerte de prosperidad.

[8] Sepas, oh rey, que nosotros hemos ido a la provincia de la Judea a la casa del Dios grande, que se construye de piedras no labradas, fijando vigas en las paredes; y la obra se hace con toda diligencia, y va creciendo entre sus manos.

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Pero muy grandes y escogidas.

[9] Hemos, pues, preguntado a aquellos ancianos, y les hemos dicho: ¿Quién os ha dado facultad para edificar esta casa y restaurar estos muros?

[10] Asimismo hemos querido saber sus nombres para dar parte a ti, y así te ponemos por escrito los nombres de los varones que son los principales entre ellos.

[11] La respuesta que nos han dado ha sido ésta: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra; y reedificamos un templo que ya muchos años antes había sido construido, el cual levantó un gran rey de Israel.

[12] Pero habiendo nuestros padres provocado la ira del Dios del cielo, los entregó él en manos de Nabucodonosor el caldeo, rey de Babilonia, el cual destruyó también esta casa, y trasladó su pueblo a Babilonia.

[13] Mas el año primero de Ciro, rey de Babilonia, el rey Ciro dio un decreto para que esta casa de Dios fuera reedificada.

[14] Pues aun los vasos de oro y de plata del templo de Dios, que Nabucodonosor había quitado del templo de Jerusalén , y transportado al templo de Babilonia, los sacó el rey Ciro del templo de Babilonia, y fueron entregados a uno llamado Sasabasar o Zorobabel, a quien ade-más constituyó príncipe o gobernador de los judíos;

[15] y le dijo: Toma estos vasos, y ve a reponerlos en el templo de Jerusalén , haciendo que la casa de Dios sea reedificada en su antiguo sitio.

[16] Entonces, Sasabasar, viniendo acá, echó los cimientos del templo de Jerusalén , y desde aquel tiempo ahora se va edificando, y todavía no está concluido.

[17] Ahora, pues, si parece bien al rey haga buscar el archivo real, que está en Babilonia, si es verdad que el rey Ciro mandó reedificar la casa de Dios en Jerusalén , y háganos saber sobre esto su real voluntad.

Esdras, 5