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I Macabeos, 2


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[1] En aquellos días se levantó Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón, sacerdote de la familia de Joarib, y huyendo de Jerusalén se retiró al monte de Modín.

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Matatías significa don de Dios.

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1Pa. 24, 7.

[2] Tenía Matatías cinco hijos: Juan, llamado por sobrenombre Gaddis;

[3] y Simón, por sobrenombre Tasi;

[4] y Judas, que era apellidado Macabeo;

[5] y Eleázaro, denominado Abarón; y Jonatás, conocido con el sobrenombre de Apfus.

[6] Y al ver éstos los estragos que se hacían en el pueblo de Judá y en Jerusalén ,

[7] exclamó Matatías: ¡Infeliz de mí! ¿Por qué he venido yo al mundo para ver la ruina de mi patria y la destrucción de la ciudad santa, y para estarme sin hacer nada por ella al tiempo que es entregada en poder de sus enemigos?

[8] Se hallan las cosas santas en manos de los extranjeros; y su templo es como un hombre que está difamado.

[9] Sus vasos preciosos han sido saqueados y llevados fuera; despedazados por las plazas sus ancianos, y muertos al filo de la espada enemiga sus jóvenes.

[10] ¿Qué nación hay que no haya participado algo de este infeliz reino, o tenido parte en sus despojos?

[11] Arrebatado le ha sido todo su esplendor; y la que antes era libre, es en el día esclava.

[12] En fin, todo cuanto teníamos de santo, de ilustre y de glorioso, otro tanto ha sido asolado y profanado por las naciones.

[13] ¿Para qué, pues, queremos ya la vida?

[14] Y rasgaron sus vestidos Matatías y sus hijos y se cubrieron de cilicios; y lloraban amargamente.

[15] A este tiempo llegaron allí los comisionados, que el rey Antíoco enviaba, para obligar a los que se habían refugiado en la ciudad de Modín a que ofreciesen sacrificios y quemasen inciensos a los ídolos, y abandonasen la ley de Dios.

[16] En efecto, muchos del pueblo de Israel consintieron en ello, y se les unieron. Pero Matatías y sus hijos permanecieron firmes.

[17] Y tomando la palabra los comisionados de Antíoco, dijeron a Matatías: Tú eres el principal, el más grande y el más esclarecido de esta ciudad, y glorioso con esa corona de hijos y de hermanos.

[18] Ven, pues, tú el primero, y haz lo que el rey manda, como lo han hecho ya todas las gentes, y los varones de Judá, y los que han quedado en Jerusalén ; y con esto tú y tus hijos seréis del número de los amigos del rey, el cual os llenará de oro y plata, y de grandes dones.

[19] Respondió Matatías, y dijo en voz muy alta: Aunque todas las gentes obedezcan al rey Antíoco, y todos abandonen la observancia de la ley de sus padres, y se sometan a los mandatos del rey,

[20] yo, y mis hijos, y mis hermanos obedeceremos siempre la ley santa de nuestros padres.

[21] Quiera Dios concedernos esta gracia. No nos es provechoso abandonar la ley y los preceptos de Dios.

[22] No, nunca daremos oídos a las palabras del rey Antíoco, ni ofreceremos sacrificios a los ídolos, violando los mandamientos de nuestra ley por seguir otros caminos o religión.

[23] Apenas había acabado de pronunciar estas palabras, cuando a vista de todos se presentó un cierto judío para ofrecer sacrificio a los ídolos sobre el altar que se había erigido en la ciudad de Modín, conforme a la orden del rey.

[24] Lo vio Matatías, y se llenó de dolor; se le conmovieron las entrañas; e inflamándose su furor o celo, conforme al espíritu de la ley, se arrojó sobre él, y lo despedazó sobre el mismo altar.

[25] No contento con esto, mató al mismo tiempo al comisionado del rey Antíoco, que forzaba a la gente a sacrificar, y derribó el altar;

[26] mostrando así su celo por la ley, e imitando lo que hizo Finees con Zamri, hijo de Salomí.

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Matatías conduce el grupo rebelde a las colinas desiertas de Modín. Nm. 25, 13.

[27] Y, hecho esto, fue gritando Matatías a grandes voces por la ciudad, diciendo: Todo el que tenga celo por la ley, y quiera permanecer firme en la alianza del Señor, sígame.

[28] E inmediatamente huyó con sus hijos a los montes, y abandonaron todo cuanto tenían en la ciudad.

[29] Entonces muchos que amaban la ley y la justicia, se fueron al desierto;

[30] y permanecieron allí con sus hijos, con sus mujeres y sus ganados, porque se veían inundados de males.

[31] Se dio aviso a los oficiales del rey y a las tropas que había en Jerusalén , ciudad de David, de cómo ciertas gentes que habían hollado el mandato del rey, se habían retirado a los lugares ocultos del desierto, y que les habían seguido otros muchos.

[32] Por lo que marcharon al punto contra ellos, y se prepararon para atacarlos en día de sábado;

[33] pero antes les dijeron: ¿Queréis todavía resistiros? Salid, y obedeced el mandato del rey Antíoco, y quedaréis salvos.

[34] De ningún modo saldremos, respondieron ellos, ni obedeceremos al rey ni violaremos el sábado.

[35] Entonces las tropas del rey se arrojaron sobre ellos;

[36] pero tan lejos estuvieron los judíos de resistirles, que ni tan siquiera les tiraron una piedra, ni aún cerraron las bocas de las cavernas;

[37] sino que dijeron: Muramos todos en nuestra sencillez o inocencia, y el cielo y la tierra nos serán testigos de que injustamente nos quitáis la vida.

[38] En efecto, los enemigos los acometieron en día de sábado; y perecieron tanto ellos como sus mujeres, hijos y ganados, llegando a mil las personas que perdieron la vida.

[39] Sabido eso por Matatías y sus amigos, hicieron por ellos un gran duelo,

[40] y se dijeron unos a otros: Si todos nosotros hiciéramos como han hecho nuestros hermanos, y no peleáramos para defender nuestras vidas y nuestra ley contra las naciones, en breve tiempo acabarán con nosotros.

[41] Así, pues, tomaron aquel día esta resolución: Si alguno, dijeron, nos acomete en día de sábado, pelearemos contra él: y así no moriremos todos, como han muerto en las cavernas nuestros hermanos.

[42] Entonces vino a reunirse con ellos la congregación de los asideos, que eran hombres de los más valientes de Israel, y celosos todos de la ley;

[43] y también se les unieron todos los que huían acosados de las calamidades, y les sirvieron de refuerzo.

[44] Formaron de todos un ejército, y se arrojaron furiosamente sobre los prevaricadores de la ley y sobre los hombres malvados, sin tener de ellos piedad alguna; y los que quedaron con vida huyeron a ponerse a salvo entre las naciones.

[45] Matatías después con sus amigos recorrió todo el país, y destruyeron los altares;

[46] y circuncidaron a cuantos niños hallaron incircuncisos, y obraron con gran celo.

[47] Persiguieron a sus orgullosos enemigos y salieron prósperamente en todas sus empresas.

[48] Y salvaron la ley contra el poder de los gentiles y el poder de los reyes; y no dejaron al malvado que abusase de su poder.

[49] Se acercaron entretanto los días de la muerte de Matatías, el cual juntando a sus hijos, les habló de esta manera: Ahora domina la soberbia, y es el tiempo del castigo y de la ruina, y del furor e indignación.

[50] Por lo mismo ahora, oh hijos míos, sed celosos de la ley, y dad vuestras vidas en defensa del Testamento de vuestros padres.

[51] Acordaos de las obras que hicieron en sus tiempos vuestros antepasados, y os adquiriréis una gloria grande y un nombre eterno.

[52] Abrahán por ventura, ¿no fue hallado fiel en la prueba que de él se hizo, y le fue imputado esto a justicia?

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A los héroes del pasado se unen los actuales. Gn. 22, 2-16.

[53] José en el tiempo de su aflicción observó los mandamientos de Dios, y vino a ser el señor de Egipto.

[54] Finees, nuestro padre, porque se abrasó en celo por la honra de Dios, recibió la promesa de un sacerdocio eterno.

[55] Josué, por su obediencia, llegó a ser caudillo de Israel.

[56] Caleb, por el testimonio que dio en la congregación del pueblo, recibió una rica herencia.

[57] David, por su misericordia, se adquirió para siempre el trono del reino de Israel.

[58] Elías, por su abrasado celo por la ley, fue recibido en el cielo.

[59] Ananías, Azarías y Misael fueron librados de las llamas por su viva fe.

[60] Daniel, por su sinceridad, fue librado de la boca de los leones.

[61] Y a este modo id discurriendo de generación en generación: Todos aquellos que ponen en Dios su esperanza, no desfallecen.

[62] Y no os amedrenten los fieros del hombre pecador; porque su Floria no es más que basura y pasto de gusanos.

[63] Hoy es ensalzado, y mañana desaparece; porque se convierte en el polvo de que fue formado, y se desvanecen como humo todos sus designios.

[64] Sed, pues, constantes vosotros, ¡oh hijos míos!, y obrad vigorosamente en defensa de la ley; pues ella será la que os llenará de gloria.

[65] Ahí tenéis a Simón, vuestro hermano; yo sé que es hombre de consejo; escuchadle siempre, y él hará para con vosotros las veces de padre.

[66] Judas Macabeo ha sido esforzado y valiente desde su juventud, sea, pues, él el general de vuestro ejército, y el que conduzca el pueblo a la guerra.

[67] Reunid a vosotros todos aquellos que observan la ley, y vengad a vuestro pueblo de sus enemigos.

[68] Dad a las gentes su merecido, y sed solícitos en guardar los preceptos de la ley.

[69] En seguida les echó su bendición, y fue a reunirse con sus padres.

[70] Murió Matatías el año ciento cuarenta y seis, y lo sepultaron sus hijos en Modín, en el sepulcro de sus padres, y todo Israel le lloró amargamente.

I Macabeos, 2