I Macabeos, 10
[1] El año ciento sesenta Alejandro, hijo de Antíoco el Ilustre, subió a ocupar Tolemaida, y fue bien recibido, y empezó allí a reinar. •
153 a.C..
[2] Así que lo supo el rey Demetrio, levantó un poderoso ejército, y marchó a pelear contra él. •
[3] Envió también una carta a Jonatás llena de expresiones afectuosas y de grandes elogios para él. •
[4] Porque dijo él a los suyos: Anticipémonos a hacer con él la paz, antes que la haga con Alejandro en daño nuestro;
[5] pues él se acordará sin duda de los males que le hemos hecho tanto a él como a su hermano y a su nación.
[6] Le dio, pues, facultad para levantar un ejército y fabricar armas; lo declaró su aliado, y mandó que se le entregasen los que estaban en rehenes en el alcázar de Jerusalén .
[7] Entonces Jonatás pasó a Jerusalén , y leyó las cartas de Demetrio delante de todo el pueblo y de los que estaban en el alcázar.
[8] Y se intimidaron éstos en gran manera al oír que el rey le daba facultad de levantar un ejército. •
[9] Se entregaron luego a Jonatás los rehenes, el cual los volvió a sus padres.
[10] Fijó Jonatás su residencia en Jerusalén , y comenzó a reedificar y restaurar la ciudad;
[11] y mandó a los arquitectos que levantasen una muralla de piedras cuadradas alrededor del monte de Sión, para que quedase bien fortificado; y así lo hicieron. •
[12] Entonces los extranjeros que estaban en las fortalezas construidas por Báquides huyeron;
[13] y abandonando sus puestos se fue cada cual a su país.
[14] Sólo en Betsura quedaron algunos de aquellos que habían abandonado la ley y los preceptos de Dios; porque esta fortaleza era su refugio. •
[15] Entretanto llegaron a oídos de Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatás, y le contaron las batallas y acciones gloriosas de Jonatás y de sus hermanos, y los trabajos que habían padecido.
[16] Y dijo: ¿Podrá haber acaso otro varón como éste? Pensemos, pues, en hacerle nuestro amigo y aliado.
[17] Con esta mira le escribió, enviándole una carta concebida en los términos siguientes:
[18] El rey Alejandro, a su hermano Jonatás, salud: •
Era una antigua costumbre que los reyes se llamaran hermanos unos a otros. Alejandro pide ayuda a Jonatás y le ofrece el sumo sacerdocio.
[19] Hemos sabido que eres un hombre de valor y digno de ser nuestro amigo. •
[20] Por lo tanto te constituimos hoy sumo sacerdote de tu nación, y queremos además que tengas el título de Amigo del Rey, y que tus intereses estén unidos a los nuestros, y que conserves amistad con nosotros. Y le envió la vestidura de púrpura y la corona de oro. •
[21] En efecto, en el séptimo mes del año ciento sesenta, Jonatás se vistió la estola santa, en el día solemne de los Tabernáculos, y levantó un ejército, e hizo fabricar gran cantidad de armas. •
Vestidura sacerdotal. Lv. 23, 24.
[22] Así que supo Demetrio estas cosas, se entristeció sobremanera, y dijo:
[23] ¿Cómo hemos dado lugar a que Alejandro se nos haya adelantado a conciliarse la amistad de los judíos para fortalecer su partido? •
[24] Voy yo también a escribirles cortésmente, ofreciéndoles dignidades y dádivas, para empeñarlos a unirse conmigo en mi auxilio.
[25] Y les escribió en estos términos: El rey Demetrio a la nación de los judíos, salud: •
[26] Hemos sabido con mucho placer que habéis mantenido la alianza que teníais hecha con nosotros; y que sois constantes en nuestra amistad, sin haberos coligado con nuestros enemigos. •
[27] Perseverad, pues, como hasta aquí, guardándonos la misma fidelidad, y os recompensaremos ampliamente lo que habéis hecho por nosotros.
[28] Os perdonaremos además muchos impuestos, y os haremos muchas gracias.
[29] Y desde ahora, a vosotros y a todos los judíos os eximo de tributos, e impuestos sobre la sal, las coronas, la tercera parte de la simiente; •
[30] y la mitad de los frutos de los árboles, que me corresponde, os la cedo a vosotros desde hoy en adelante; por lo cual no se exigirá más de la tierra de Judá, ni tampoco de las tres ciudades de Samaria y de Galilea, que se le han agregado, y así será desde hoy para siempre. •
[31] Quiero también que Jerusalén sea santa o privilegiada, y que quede libre con todo su territorio, y que los diezmos y tributos sean para ella. •
[32] Os entrego también el alcázar de Jerusalén , y se lo doy al sumo sacerdote para que ponga en él la gente que él mismo escogiere para su defensa. •
[33] Concedo además gratuitamente la libertad a todos los judíos que se trajeron cautivos de la tierra de Judá, en cualquier parte de mi reino que se hallen, eximiéndolos de pagar por sí, y también por sus ganados. •
[34] Y todos los días solemnes, y los sábados, y las neomenias, y los días establecidos, y los tres días antes y después de la fiesta solemne sean días de inmunidad y de libertad para todos los judíos que hay en mi reino; •
[35] de modo que en estos días nadie podrá proceder contra ellos, ni llamarlos a juicio por ningún motivo. •
[36] También ordeno que sean admitidos en el ejército del rey hasta treinta mil judíos, los cuales serán mantenidos del mismo modo que todas las tropas reales, y se echará mano de ellos para ponerlos de guarnición en las fortalezas del gran rey. •
[37] Igualmente se escogerán de éstos algunas personas, a las cuales se encarguen los negocios del reino que exigen gran confianza; sus jefes serán elegidos de entre ellos mismos, y vivirán conforme a sus leyes, según el rey ha ordenado para el país de Judá. •
[38] Considérense asimismo en un todo, como la misma Judea, las tres ciudades de la provincia de Samaria incorporadas a la Judea, de suerte que no dependan más que de un jefe, ni reconozcan otra potestad que la del sumo sacerdote. •
[39] Hago donación de Tolemaida con su territorio al templo de Jerusalén para los gastos necesarios del santuario; •
[40] y le consigo todos los años quince mil siclos de plata de los derechos reales que me pertenecen. •
[41] Y todo aquello que ha quedado atrasado, y han dejado de pagar mis administradores en los años precedentes, se entregará desde ahora para la reparación del templo del Señor; •
[42] y por lo que hace a los cinco mil siclos de plata que aquéllos recaudaban cada año por cuenta de las rentas del santuario, también pertenecerán éstos a los sacerdotes que están ejerciendo las funciones de su ministerio. •
[43] Asimismo, todos aquellos que siendo responsables al rey, por cualquier motivo que sea, se refugiaren en el templo de Jerusalén , o a cualquier parte de su recinto, quedarán inmunes, y gozarán libremente de todos los bienes que posean en mi reino. •
[44] Y finalmente, el gasto de lo que se edifique o repare en el santuario, correrá de cuenta del rey;
[45] como también lo que se gaste para restaurar los muros de Jerusalén y fortificarlos por todo el contorno, y para las murallas que deben levantarse en la Judea.
[46] Habiendo, pues, oído Jonatás y el pueblo estas proposiciones de Demetrio, no las creyeron sinceras, ni las quisieron aceptar, porque se acordaban de los grandes males que había hecho en Israel, y cuán duramente los había oprimido. •
[47] Y así se inclinaron más bien a complacer a Alejandro, pues había sido el primero que les había hablado de paz, y en efecto, le auxiliaron constantemente.
[48] En esto juntó el rey Alejandro un gran ejército, y marchó con sus tropas contra Demetrio.
[49] Y dieron la batalla ambos reyes, y habiendo sido puestas en fuga las tropas de Demetrio, las fue siguiendo Alejandro, y cargó furiosamente sobre ellas. •
[50] Fue muy recio el combate, el cual duró hasta ponerse el sol; y murió en él Demetrio. •
[51] Después de esto, Alejandro envió sus embajadores a Tolomeo, rey de Egipto, para que le dijesen en su nombre: •
[52] Puesto que he vuelto a mi reino, y me hallo sentado en el trono de mis padres, y he recobrado mis Estados y entrado en posesión de mis dominios con la derrota de Demetrio,
[53] a quien deshice en batalla campal, por este motivo ocupo el trono del reino que él poseía;
[54] establezcamos ahora entre nosotros una mutua amistad, y para ello concédeme por esposa a tu hija, con lo cual seré yo tu yerno, y te presentaré tanto a ti como a ella regalos dignos de tu majestad.
[55] A lo cual el rey Tolomeo respondió, diciendo: ¡Bendito sea el día en que has vuelto a entrar en la tierra de tus padres, y te has sentado en el trono de tu reino!
[56] Yo estoy pronto a concederte lo que me has escrito, mas ven hasta Tolemaida, para que nos veamos allí ambos, y te entregue yo mi hija por esposa, conforme me pides. •
[57] Partió, pues, Tolomeo de Egipto con su hija Cleopatra, y vino a Tolemaida el año ciento sesenta y dos. •
[58] Y fue Alejandro a encontrarlo allí; y Tolomeo le dio a su hija Cleopatra por esposa, celebrándose sus bodas en dicha ciudad de Tolemaida con una magnificencia verdaderamente real.
[59] El rey Alejandro escribió también a Jonatás que viniese a verlo;
[60] y en efecto, habiendo pasado a Tolemaida con gran pompa, visitó a los dos reyes, les presentó mucha plata y oro, y otros regalos, y ellos le recibieron con mucho agrado.
[61] Entonces algunos hombres corrompidos y malvados de Israel se conjuraron para presentar una acusación contra él; mas el rey no quiso darles oídos; •
[62] antes bien mandó que a Jonatás le quitasen sus vestidos, y lo revistiesen de púrpura. Y así se ejecutó. Después de lo cual el rey le mandó sentar a su lado.
[63] Luego dijo a sus magnates: Id con él por medio de la ciudad, y haced publicar que nadie por ningún título ose formar acusación contra él, ni le moleste, sea por el asunto que fuere.
[64] Así que los acusadores vieron la honra que se hacía a Jonatás, y lo que se había pregonado, y como iba revestido de púrpura, echaron a huir todos. •
[65] Lo elevó el rey a grandes honores, y lo contó entre sus principales amigos; lo hizo general, y le dio parte en el gobierno. •
[66] Después de lo cual se volvió Jonatás a Jerusalén en paz, y lleno de gozo.
[67] El año ciento sesenta y cinco, Demetrio el joven, hijo de Demetrio, vino desde Creta a la tierra de sus padres; •
[68] y habiéndolo sabido el rey Alejandro, tuvo de ello gran pena, y se volvió a Antioquía.
[69] El rey Demetrio hizo general de sus tropas a Apolonio, que era gobernador de la Celesiria, el cual juntó un gran ejército, y se acercó a Jamnia, y envió a decir a Jonatás, sumo sacerdote, •
[70] estas palabras: Tú eres el único que nos hace resistencia; y yo he llegado a ser un objeto de escarnio y oprobio, a causa de que tú te haces fuerte en los montes, y triunfas contra nosotros. •
[71] Ahora bien, si tú tienes confianza en tus tropas, desciende a la llanura, y mediremos allí nuestras fuerzas; pues el valor militar en mí reside.
[72] Infórmate si no, y sabrás quién soy yo, y quiénes son los que vienen en mi ayuda; los cuales dicen confiadamente que vosotros no podréis sosteneros en nuestra presencia, porque ya dos veces fueron tus mayores puestos en fuga en su propio país. •
[73] ¿Cómo, pues, ahora podrás tú resistir el ímpetu de la caballería y de un ejército tan poderoso en una llanura, donde no hay piedras, ni peñas, ni lugar para huir.
[74] Así que Jonatás oyó estas palabras de Apolonio, se alteró su ánimo y escogiendo diez mil hombres, partió de Jerusalén , saliendo a incorporarse con él su hermano Simón para ayudarle.
[75] Fueron a acampar junto a la ciudad de Joppe; la cual le cerró las puertas (porque Joppe tenía guarnición de Apolonio), y así hubo de ponerla sitio. •
[76] Pero atemorizados los que estaban dentro, le abrieron las puertas, y Jonatás se apoderó de ella.
[77] Habiéndolo sabido Apolonio, se acercó con tres mil caballos y un ejército numeroso; •
[78] y marchando como para ir a Azoto, bajó sin perder tiempo a la llanura; pues tenía mucha caballería, en la cual llevaba puesta su confianza. Jonatás se dirigió también hacia Azoto, y allí se dio la batalla. •
[79] Había dejado Apolonio en el campo, a las espaldas de los enemigos, mil caballos en emboscada.
[80] Y supo Jonatás esta emboscada que los enemigos habían dejado a sus espaldas; los cuales le cercaron en su campo, y estuvieron arrojando dardos sobre sus gentes desde la mañana hasta la tarde. •
[81] Los de Jonatás se mantuvieron firmes, conforme él había ordenado; y entretanto se fatigó mucho la caballería enemiga. •
[82] Entonces Simón hizo avanzar su gente, y acometió a la infantería, la cual se vio sola, pues la caballería estaba ya cansada; y la derrotó, y puso en fuga. •
[83] Los que se dispersaron por el campo, se refugiaron en Azoto, y se metieron en la casa o templo de su ídolo Dagón para salvarse allí. •
[84] Pero Jonatás puso fuego a Azoto y a las ciudades circunvecinas, después de haberlas saqueado, y abrasó el templo de Dagón con cuantos en él se habían refugiado; •
[85] y entre los muertos a caudillo y quemados, perecieron cerca de ocho mil hombres.
[86] Levantó luego Jonatás el campo y se aproximó a Ascalón, cuyos ciudadanos salieron a recibirlos con grandes agasajos; •
[87] y regresó después a Jerusalén con sus tropas cargadas de ricos despojos.
[88] Así que el rey Alejandro supo todos estos sucesos, concedió nuevamente mayores honores a Jonatás, •
[89] y le envió la hebilla o broche de oro, que se acostumbraba dar a los parientes del rey; y le dio el dominio de Accarón y de su territorio. •
Era una hebilla de oro para sujetar el manto al hombro, como la insignia más elevada de la corte.