I Juan, 5
[1] Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo o Mesías, es hijo de Dios. Y quien ama al Padre, ama también a su Hijo. •
Con fe viva, animada de la caridad.
[2] En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, si amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. •
[3] Por cuanto el amor de Dios consiste en que observemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son pesados. •
Pues el amor los hace fáciles y suaves. Mt. 11, 30.
[4] Así es que todo hijo de Dios vence al mundo; y lo que nos hace alcanzar victoria sobre el mundo, es nuestra fe. •
[5] ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? •
[6] Jesucristo es el que vino a lavar nuestros pecados con agua y sangre, no vino con el agua solamente, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu es el que testifica que Cristo es la misma verdad. •
Como Juan Bautista, cuyo bautismo sólo excitaba a penitencia, mas no perdonaba los pecados.
[7] Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: El Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y éstos tres son una misma cosa. •
De que Jesús es el hijo de Dios. El Padre le reconoció por tal en el bautismo yla transfiguración. El mismo Verbo encarnado demostró que lo era, ya con sus milagros, ya delante de Caifás, y el Espíritu Santo con losdones milagrosos que comunicó a los apóstoles.
[8] Y tres son los que dan testimonio en la tierra:El espíritu y el agua, y la sangre; y estos tres testigos son para confirmar una misma cosa. •
El Espíritu indica al Padre, pues ya dijo Jesucristo Dios es Espíritu; el agua significa al Espíritu Santo, llamado agua viva, y la sangre denota al Hijo, que tomó carne. Jn. 4, 24; 8.
Como en una fuente inexhausta de vida.
[9] Si admitimos el testimonio de los hombres, de mayor autoridad es el testimonio de Dios; ahora bien, Dios mismo, cuyo testimonio es el mayor, es el que ha dado de su Hijo este gran testimonio.
[10] El que cree, pues, en el Hijo de Dios, tiene el testimonio de Dios consigo o a su favor. El que no cree al Hijo, le trata de mentiroso, porque no ha creído al testimonio que Dios ha dado de su Hijo. •
[11] Y este testimonio nos enseña que Dios nos dio vida eterna, esa vida está en su Hijo Jesucristo.
[12] Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo no tiene la vida.
[13] Estas cosas os escribo, para que vosotros, que creéis en el nombre del Hijo de Dios, sepáis que tenéis derecho a la vida eterna.
[14] Y ésta es la confianza que tenemos en él, que cualquier cosa que le pidiéremos conforme a su divina voluntad, nos la otorga.
[15] Y sabemos que nos otorga cuanto le pedimos, en vista de que logramos las peticiones que le hacemos.
[16] El que sabe que su hermano comete un pecado que no es de muerte, ruegue por él, y Dios dará la vida al que peca no de muerte. Hay un pecado de muerte, no hablo yo de tal pecador cuando ahora digo que intercedáis. •
Como la apostasía, la impenitencia final u otro pecado contra el Espíritu Santo.
[17] Toda prevaricación es pecado, mas hay un pecado que acarrea sin remedio la muerte eterna. •
[18] Sabemos que todo aquel que es hijo de Dios, no peca, mas el nacimiento que tiene de Dios por la gracia le conserva; y el maligno espíritu no le toca. •
[19] Sabemos que somos de Dios, al paso que el mundo todo está poseído del mal espíritu. •
[20] Sabemos también que vino el Hijo de Dios, y nos ha dado discreción para conocer al verdadero Dios, y para estar en su Hijo verdadero. Este es el verdadero Dios y la vida eterna que esperamos. •
Y reírnos de los dioses falsos.
[21] Hijitos míos, guardaos de los ídolos. Amén. •