I Corintios, 8
[1] Acerca de las cosas o viandas sacrificadas a los ídolos, ya sabemos que todos nosotros tenemos bastante ciencia o conocimientos sobre eso. Mas la ciencia por sí sola hincha; la caridad es la que edifica. •
[2] Que si alguno se imagina saber algo, y no sabe esto, todavía no ha entendido de qué manera le convenga saber.
[3] Pero el que ama a Dios, ése es conocido o amado de él.
[4] En orden, pues, a los manjares inmolados a los ídolos, sabemos que el ídolo es nada en el mundo, y que no hay más que un solo Dios. •
[5] Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, ya en el cielo, ya en la tierra (y que así se cuenten muchos dioses y muchos señores), •
[6] sin embargo, para nosotros no hay más que un solo Dios, que es el Padre, del cual tienen el ser todas las cosas, y que nos ha hecho a nosotros para él; y no hay sino un solo Señor, que es Jesucristo, por quien han sido hechas todas las cosas, y somos nosotros por él cuanto somos. •
[7] Mas no en todos se halla esta ilustración; sino que hay algunos que creyendo todavía que el ídolo es alguna cosa, comen bajo este concepto viandas que se le han ofrecido; y así la conciencia de éstos, por ser débil, viene a quedar contaminada. •
[8] Lo cierto es que comer de tales viandas no es lo que nos hace recomendables a Dios. Pues ni porque comamos tendremos delante de él ventaja alguna; ni porque no comamos desmereceremos en nada.
[9] Pero cuidad de que esta libertad que tenéis no sirva de tropiezo a los débiles. •
[10] Porque si uno de éstos ve a otro, de los que están más instruidos, puesto a la mesa en un lugar dedicado a los ídolos, ¿no es claro que el que tiene su conciencia débil, se tentará a comer también de aquellas viandas sacrificadas que cree impuras? •
[11] ¿Y es posible que haya de perecer por el uso indiscreto de tu ciencia ese hermano enfermo, por amor del cual murió Cristo ? •
[12] Así sucede que, pecando contra los hermanos, y llagando su conciencia poco firme, venís a pecar contra Cristo .
[13] Por lo cual si lo que yo como escandaliza a mi hermano, no comeré en mi vida carne alguna, sólo por no escandalizar a mi hermano. •