logo burning flame
homeEditions
logo burning flame

I Corintios, 4


add another edition

[1] A nosotros, pues, nos ha de considerar el hombre como unos ministros de Cristo , y dispensadores de los misterios de Dios.

[2] Esto supuesto, entre los dispensadores lo que se requiere es, que sean hallados fieles en su ministerio.

[3] Por lo que a mí toca, muy poco se me da el ser juzgado por vosotros, o en cualquier juicio humano; pues ni aun yo me atrevo a juzgar de mí mismo.

[4] Porque si bien no me remuerde la conciencia de cosa alguna, no por eso me tengo por justificado; pues el que me juzga es el Señor.

show note 1

Sólo el Señor puede juzgar la fidelidad de Pablo en su ministerio.

[5] Por tanto, no queráis sentenciar antes de tiempo, suspended vuestro juicio hasta tanto que venga el Señor, el cual sacará a plena luz lo que está en los escondrijos de las tinieblas, y descubrirá en aquel día las intenciones de los corazones; y entonces cada cual será de Dios alabado según merezca.

[6] Por lo demás, hermanos míos, todo esto que acabo de decir, lo he presentado en persona mía y en la de Apolo por amor vuestro, a fin de que, sin nombrar a nadie, aprendáis por medio de nosotros a no entonaros uno contra otro a favor de un tercero, más allá de lo que va escri-to.

[7] Porque ¿quién es el que te da la ventaja sobre otros? O ¿qué cosa tienes tú que no la hayas recibido de Dios? Y si todo lo que tienes lo has recibido de él, ¿de qué te jactas como si no lo hubieses recibido?

[8] He aquí que vosotros estáis ya satisfechos, hechos ya ricos; sin nosotros estáis reinando; y quiera a Dios que en efecto reinéis, para que así nosotros reinemos también con vosotros.

[9] Pues yo para mí tengo que Dios a nosotros los apóstoles nos trata como a los últimos o más viles hombres, como a los condenados a muerte, haciéndonos servir de espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.

[10] Nosotros somos considerados como unos necios por amor de Cristo ; mas vosotros, sois los prudentes en Cristo ; nosotros flacos, vosotros fuertes; vosotros sois honrados, nosotros viles y despreciados.

[11] Hasta la hora presente andamos sufriendo el hambre, la sed, la desnudez, los malos tratamientos, y no tenemos dónde fijar nuestro domicilio,

[12] y nos afanamos trabajando con nuestras propias manos, nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la sufrimos con paciencia;

[13] nos ultrajan, y retornamos súplicas; somos en fin tratados, hasta ahora, como la basura del mundo, como la escoria de todos.

[14] No os escribo estas cosas porque quiera sonrojaros, sino que os amonesto como a hijos míos muy queridos.

[15] Porque aun cuando tengáis millares de maestros en Jesucristo, no tenéis muchos padres. Pues yo soy el que os he engendrado en Jesucristo por medio de la buena nueva.

[16] Por tanto, os ruego que seáis imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo .

[17] Con este fin he enviado a vosotros a Timoteo, el cual es hijo mío, carísimo y fiel en el Señor; para que os informe de mi proceder o manera de vivir en Jesucristo, conforme a lo que yo enseño por todas partes en todas las iglesias.

[18] Algunos sé que están tan engreídos, como si yo nunca hubiese de volver a vosotros.

[19] Mas bien pronto pasaré a veros, si Dios quiere; y examinaré no la palabrería de los que andan así hinchados, sino su virtud.

[20] Que no consiste el reino de Dios o nuestra religión en palabras, sino en la virtud, o en buenas obras.

[21] ¿Qué estimáis más?, ¿que vaya a vosotros con la vara o castigo, o con amor y espíritu de mansedumbre?

I Corintios, 4