I Corintios, 10
[1] Porque no debéis de ignorar, hermanos míos, que nuestros padres estuvieron todos a la sombra de aquella misteriosa nube; que todos pasaron el mar; •
[2] y que todos bajo la dirección de Moisés fueron en cierto modo bautizados en la nube y en el mar; •
Símbolo de nuestro bautismo. Ex. 14, 22.
[3] que todos comieron el mismo manjar espiritual, •
[4] y todos bebieron la misma bebida espiritual (porque ellos bebían del agua que salía de la misteriosa piedra, y los iba siguiendo, la cual piedra era figura de Cristo ); •
Agua milagrosa que la vara de Moisés hizo manar de una peña.
[5] pero a pesar de eso la mayor parte de ellos desagradaron a Dios; y así quedaron muertos en el desierto. •
[6] Esos sucesos eran figura de lo que atañe a nosotros, a fin de que no nos abandonemos a malos deseos, como ellos se abandonaron. •
[7] No seáis adoradores de los ídolos, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantaron todos a retozar. •
Bailando en torno del becerro de oro. Ex. 32, 6.
[8] Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y murieron en un día como veintitrés mil. •
[9] Ni tentemos a Cristo , como hicieron algunos de ellos, los cuales perecieron mordidos de las serpientes. •
Dudando de las promesas de Dios y pidiendo a Moisés milagros. Num 20; 21.
[10] Ni tampoco murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron muertos por el ángel exterminador. •
Nm. 11, 1; 14, 2.
[11] Todas estas cosas que les sucedían eran unas figuras: y están escritas para escarmiento de nosotros, que nos hallamos al fin de los siglos. •
[12] Mire, pues, no caiga el que piensa estar firme en la fe. •
[13] Hasta ahora no habéis tenido sino tentaciones humanas, u ordinarias; pero fiel es Dios, que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentación os hará sacar provecho para que podáis sosteneros. •
[14] En razón de esto, carísimos míos, huid del culto de los ídolos. •
[15] Puesto que hablo con personas inteligentes, juzgad vosotros mismos de lo que voy a decir.
[16] El cáliz de bendición que bendecimos, o consagramos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo ?; y el pan que partimos, ¿no es la participación del cuerpo del Señor? •
[17] Porque todos los que participamos del mismo pan, bien que muchos, venimos a ser un solo pan, un solo cuerpo. •
[18] Considerar a los israelitas según la carne, los que entre ellos comen de las víctimas, ¿no es así que tienen parte en el altar o sacrificio? •
[19] ¿Mas qué?, ¿digo yo que lo sacrificado a los ídolos haya contraído alguna virtud?, ¿o que el ídolo sea algo? •
[20] No, sino que las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican a los demonios, y no a Dios. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad, ni por sombra, con los demonios; no podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios.
[21] No podéis tener parte en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios. •
[22] ¿Por ventura queremos irritar con celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él? Todo me es lícito, sí, pero no todo es conveniente. •
[23] Está bien que todo me sea lícito, mas no todo es de edificación. •
[24] Dicta la caridad que nadie busque su propia satisfacción o conveniencia sino el bien del prójimo.
[25] Por lo demás, todo lo que se vende en la plaza comedlo, sin andar en preguntas por escrúpulo de conciencia.
[26] Porque del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella. •
[27] Si algún infiel os convida, y queréis ir, comed sin escrúpulo de todo lo que os ponen delante, sin hacer preguntas por razón de la conciencia. •
[28] Mas si alguno dijere: Esto ha sido sacrificado a los ídolos, no lo comáis, en atención al que os ha avisado y a la conciencia:
[29] a la conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué me he de exponer, diréis, a que sea condenada por la conciencia de otro esta libertad que tengo de comer de todo? •
[30] Si yo recibo en acción de gracias lo que como, ¿por qué he de dar motivo a otro de hablar mal de mí por una cosa de que yo ofrezco a Dios acción de gracias?
La caridad y el amor al prójimo obligan a no escandalizarlo y a privarse aun de lo que es lícito.
[31] Pero en fin, ora comáis, ora bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios. •
[32] No deis motivo de ofensión o escándalo ni a los judíos, ni a los gentiles, ni a la Iglesia de Dios;
[33] al modo que yo también en todo procuro complacer a todos, no buscando mi utilidad particular, sino la de los demás, a fin de que se salven.